Silepsis

Juventudes tradicionales, revoluciones muertas en pos de un futuro mejor. Temidos evangelistas de la nueva religión de la innovación.

La mejor villanía, para la aspirante a “nueva” Burguesía.

No se escuchan gritos. Hay que callar cuando hablan los guardianes de la verdad, informan a todos de sus planes para ese futuro, que acatemos bajo un sí señor. Todo bien trazado con el soporte de alguna compañía o “iniciativa”, dueto bailado de antemano.

Sinécdoque

No hay más culpables que nosotros mismos.

Vemos los problemas a nuestro alrededor, envolviéndonos, haciéndose más grandes, creciendo.

Tratamos de nombrarlos, tratamos de encerrarlos y acotarlos para solucionarlos. Buscamos culpables en todas partes, en los demás, creamos abstracciones. Defendemos una cultura que nunca ha salvado a nadie del hambre y de la preocupación de vivir mejor (1), con uñas y dientes; a toda costa y a todo costo.

Calambur

Parece normal que, en los tiempos que recorremos, se haga apología de lo nuevo por encima de lo viejo y se busquen salidas a los problemas que nos acontecen hoy en día. La gente tiende a pensar que sabe lo que va mal en el mundo y por eso nos encontramos a nosotros mismos buscando soluciones. Es un proceso natural, algunos lo llaman progreso.

Anagrama

No soy más que la suma de mis experiencias, de mis recuerdos, de mis escritos, de mis pasados, de mis presentes, de mis proyectos, de mis suspensos, de mis éxitos y por encima de todo de mis ideas. Todas esas ideas tienen consecuencias (1) ; soy las consecuencias de mis ideas, de la misma manera que de las ideas de otros. Así mismo algunas ideas son las consecuencias que hemos tenido para el futuro.

Solecismos

El eterno aprendiz,

Las ganas de aprender,

El diseñador.

Nadie habla de enseñar,

Nadie habla de cómo nos enseñan a aprender.

Todo diseñador amenaza con convertirse en una herramienta. Todo depende de dónde se adquieran las características, de quién te ha “enseñado”, de quién has “aprendido”.
¿Quién enseña qué?

Soliloquio

Palabras silenciosas, palabras de nadie.

Uno las escribe en primera persona,

Desde la distancia,

Uno intenta responsabilizarse…

Uno que piensa en palabras que si no se las dice a nadie, no son nada, ruidos o garabatos.

¿Pero, qué pasa cuando uno diseña?

¿Qué pasa con nuestros diseños y sus discursos?

Enálage

París,

Tokio,

Berlín,

Chicago,

Milán,

Madrid,

Londres,

Estocolmo,

Ciudades. Personas.

Una enumeración de ciudades. Diferentes Personas.

Mil y una sensaciones camufladas en las memorias de los lectores.

Hipálage

Ojea.

Poco a poco, y lee.

Se producen en el transcurrir de las palabras encuentros casuales.

Entre esas casualidades, el lector y lo escrito coinciden.

Ellos alcanzan un punto de entendimiento que nos gustaría decir sobre lo mismo, o nos gustaría decir que es correcto, quizás reflexivo o intencionado.

Pero no lo es.

No.

Echa otra mirada a las palabras,