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Mariana Castillo Deball en Teorética/CR

Los estudiosos de los antiguos manuscritos mesoamericanos, como el llamado “Códice Borgia” (“Yoalli Ehecatl” en lengua náhualt, encontrado en el Valle de Teohuacán, enviado a España y de ahí a Italia en el Siglo XVI), definen su existencia en el atributo de retener el tiempo y plasmar la historia; fueron usados por esos pueblos ancestrales como objetos de celebración o contemplativos de sus formas de cosmovisión.
La artista Mariana Castillo Deball (México 1975) radicada en Berlín, con su propuesta El donde estoy va desapareciendo –intervención expuesta en una de las salas de Teorética, San José, Costa Rica, inaugurada el 28 de febrero 2013-, lo traduce a una producción cultural donde el espectador como receptor universal puede sentir el paso de un tiempo sin métrica -sin siglos, sin años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos-, pues el todo atañe a una noción de lo excelso o cualitativo, en tanto lo cuantitativo se desvanece, desaparece, pero que la artista, en esta construcción simbólica lo sujeta, y por ello, el arte persiste en esos poéticos trazos, tan propios de las manifestaciones actuales, y en un video que –como toda la muestra en sí misma-, es un continuum de imágenes animadas que entran, son advertidas por la mirada la cual las registra para agregarlas a la memoria personal y cultural, pero desaparecen, lo único que cambia son los lenguajes verbales traducidos al náhualt, al español, al italiano, al alemán, al inglés, voces que nos mantienen observando lo que se ve o confronta y que permanece en esa cartografía de datos visuales traídos desde el códice.

Vistas de la Sala. Foto LFQ.

Mariana Castillo Deball, El donde estoy va desapareciendo. Foto LFQ

La artista explica que el códice original, pintado en piel de venado –una técnica ancestral utilizada para estas proto-escrituras-, fue descubierto por el interventor de la inquisición romana el Cardenal Stefano Borgia probablemente en el Siglo XV, quien lo depositó en la biblioteca vaticana, donde se resguarda hasta nuestros días. Se tiene conocimiento de este registro histórico sobre las culturas que poblaron la gran república mexicana, gracias a que en 1805 Alexander von Humboldt incluyó su existencia en sus escritos. En las investigaciones para la creación de esta propuesta, Castillo Deball conceptualiza su narrativa simbólica que exhibió por primera vez en la Bienal de Venecia 2011, y en la Documenta 2012, de Kassel, Alemania.

Mariana Castillo Deball, El donde estoy va desapareciendo. Fotos LFQ

Porosidad del recorrido
El acceso a la sala de Teorética está marcado por un mapeo de signos o puntos que en mi caso personal son un activador perceptivo y emocional que me desafían a interpretar, a consumirme en las aguas de los significados. Al preguntarle a la propia artista lo que representa para ella este recurso del signo, responde que en el códice los puntos existen, que son abundantes; pero, aunque no me conecta con lo que yo quería escuchar, sí despierta la libertad de extrapolar la transparencia de los bordes del significado, y dar rienda suelta al libre ejercicio de ser espectador delante de la propuesta.

Mariana Castillo Deball, El donde estoy va desapareciendo. Vista del video. Foto LFQ

En el primer ángulo, ella trazó una estructura compuesta por una buena cantidad de dichos puntos proyectándose a todo el conjunto, acrecentando tensiones, ópticas e interpretativas, marcando sugestivamente el espacio donde se mueve el observador. En la pared opuesta, pintó de negro un cuadrado con un punto blanco central, quizás como indicación de salida o entrada o de sumirse aún más en el agujero del tiempo o no-tiempo. Este componente gráfico carga al recinto de sensaciones de atracción y/o repulsión: es un ente de mínima expresión sin embargo potencia los sentidos que atraen ( fuerzas centrífugas) o repelen (fuerzas centrípetas) y que –como dije-, permea de actividad a lo circundante para que suceda un algo más que el simbolismo narrativo de la aludida traducción del símbolo de la cultura mexicana; se trata de un algo que no sea mera suma de componentes sistémicos: trazos, imágenes, conceptos, proyección, voces, acentos, sino una fuerza capaz de acrecentar la relación, yuxtaponer o superponer sus ámbitos de cohesión.

Mariana Castillo Deball, El donde estoy va desapareciendo. Foto LFQ

Una lectura no lineal
El sentido de universalidad y la no linealidad de la arqueología y antropología moderna, nos instiga a mirar desde otros ángulos o perspectivas, para extender su inconmensurable sentido de observación -como el propuesto por esta artista mexicana que hoy se presenta en Teorética con una muestra ataviada de matices creativos y conceptuales. La artista traza el contorno de la piel del venado y éste es un actor más en la escena, como lo es el mono, el lagarto, el ave, la serpiente, el sol, la lluvia, el rayo, el fuego…, y todo ese imaginario presente en el arte mesoamericano. Dibuja en el conjunto una mano que sostiene uno de estos entes geométricos, pequeño gesto que desata en mi caso personal la sed de saber más, y por ello puedo decir también que la muestra me sumerge en las aguas del río de la interpretación, que aunque siempre son agua nunca son la misma.


Mariana Castillo Deball, El donde estoy va desapareciendo. Foto LFQ

Una de las imágenes en particular representa la transportación del códice y su inserción en la cultura europea, otra la trasposición cultural que demuestra la (des)información que prevalecía en un tiempo no tan lejano cuando se creía que todo ese legado pertenecía al arte de los egipcios pero no al local. Castillo Deball reescribe poéticamente los acontecimientos para afirmar que “El donde estoy va desapareciendo” es otro espacio, noción desmaterializada de la propuesta para motivarnos siempre a buscar, en tanto lo encontrado no reta más, y para crear en arte contemporáneo necesitamos siempre del desafío.

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