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Tome Asiento: poética del sentarse

Klaus Steinmetz Contemporary abrió el pasado 10 de Julio 2014, Tome asiento: una muestra de sillas, con la participación de diseñadores, artistas, arquitectos y grupos creativos, entre ellos: JUAN ROBLES, CLOUD 9, MONTSERRAT MESALLES, DIEGO VAN DER LAAT, NALAKALU, AIMEE JOARISTI, JANINE SCHNEIDER, MARCO MORA, FABIAN VILLAMICHEL, MAD LIVING, ANDRES CAÑAS, JOSE PABLO ALVARADO, MARGREET WIELEMAKER, CATHERINE ROMAN, PAMELA HERNANDEZ, FEDERICO CHAVES, RODOLFO MORALES y ANGEL LARA. Esta apertura me parece fundamental en la medida que nos permite visibilizar la producción creativa de nuestros diseñadores locales, valorar sus productos, y constatar el estado actual del diseño en Costa Rica.

Aimee Joaristi. Sillas de Alambre. Instalación con fotografías, sillitas de alambre y texto escrito a mano. Foto LFQ. 

Participantes y propuestas
La diseñadora de interiorismo Aimee Joaristi presenta un conjunto fotográfico en vitrina donde enmarca, además de dos sillitas con los cierres metálicos del corcho, unas imágenes donde el alambre se vuelve gesto y visiones exacerbadas por el acicate: el “champán”, la celebración, el jolgorio. Nos habla del acto imaginativo de aprovechar un material y una idea expuestas con esmero y buen gusto.

La mecedora “Armonía” de Nalakalú, presentada por un grupo de ebanistas y diseñadores encabezados por Víctor Julio Araya, es una pieza que centra la atención del evento por sus acabados, amigabilidad de tratamientos y materiales, ergonomía, en cuyos elementos comunicantes existe, además de armonía, una reverberación propia de la cromática de la madera y los tintes naturales. Es una tipología del mueble que emplaza a aquel producto artesanal que se ofrecía como única opción al turismo, con un diseño que exalta la belleza del material y la innovación del producto cultural y vernáculo.

NALAKALÚ. Mecedora Armonía. Diversas maderas. Foto LFQ. 

Montserrat Mesalles. Tuborete. Tubería industrial. Foto LFQ. 

“Tuborete” de Montserrat Mesalles denota la visión imaginativa de la diseñadora para reinventar objetos, en este caso ductos industriales con los cuales mentaliza la función de sentarse sobre la metáfora: un tubo que emerge de la pared, propio de lo arqueológico industrial, cargando de una segunda vida creativa a estos objetos encontrados.

Pamela Hernández, de Re-Proyectos, exhibe “Sin título”, ejemplo vivo de cómo transformar la basura o desperdicios que a veces observamos tirados en los rincones del trazado urbano como un signo contradictorio del desarrollo tecnológico, y que ella reinventa con función, uso, creatividad transformada en muebles.

Pamela Hernández. Sin Título. Estructuras de antiguas computadoras, metales y telas. Foto LFQ. 

El diseñador interiorista Marco Mora expone una pieza de recuerdo: “Mi primer TV”; evoca el sillón de los cincuentas y sesentas del siglo pasado y la llegada de la televisión al país, cuando se disponía en la sala de estar en tanto era un aparato –en esos años-, símbolo de estatura social. Es una pieza que provoca extrañamiento, muy bien interpretado con esas diagonales en el tapiz y el color rojo/negro, juego instigador, beligerante, también travieso, pero sobre todo de buen gusto.

Marco Mora. Mi primer TV. Asiento intervenido con nueva tapicería. Foto LFQ. Y, Margreet Wielemarker. Mamá Grande. Asiento encontrado e intervenido. Foto LFQ. 

 “Mamá Grande” de Margreet Wielemaker demuestra que aquellos objetos a veces abandonados en las calles de la ciudad pueden transformarse al disponerlos en otros espacios e interioridad, cuando son intervenidos con gracia y cargados con la evocación, en este caso, de la ternura materna o de la abuela, como si estuviéramos sentados en sus regazos, que brindan seguridad y atino ante los grandes asechos cotidianos a esta sociedad contemporánea.

Federico Chaves, La Maquinita, presenta “S-01/S-02”, con una estructura de tubo de hierro galvanizado y el uso de niples y uniones tan propios de la fontanería, genera una alternativa delante de la enorme tipología mobiliaria presente en el mercado que se insertan en nuestras habitaciones con poco interés y sin provocar algún punto de reflexión.

Mario Arias –MAD Living, Banca Birriz. Piezas de durmientes del ferrocarril. Foto LFQ. 

La “Banca Birriz” de Mario Arias de MAD Living, observa el gusto por el contraste de los materiales, en este caso utiliza unos tablones de esos bruñidos y desgastados por el tiempo –aclara que provienen de los durmientes del ferrocarril al Atlántico, construido en 1989-, y el vaciado en molde de un acabado similar al mármol martelinado.

“Santa y Sagrado” juega con el sentido de religiosidad de la imaginería popular. María José Marín y Belén González de “Sofía Interiorismo”, brindan un rasgo de desenfado de lo que acostumbramos a apreciar en el mueble, en este caso con íconos que subvierten al producto mismo y lo elevan al espacio de lo artístico.

María José Marín y Belén González. Santa y Sagrada. Sillas antiguas intervenidas. Foto LFQ. 

Aborígen de Rodolfo Morales, es ya un ícono del mueble vernáculo, por el material con que lo obtiene en este caso chonta de pejibaye –Bactriz gassipaes- y su forma evocativa de lanzas y flechas utilizadas por nuestros pueblos originarios en la casería y defensa. La pieza original, de enorme impacto formal y técnico, totalmente en madera de pejibaye, obtuvo el Gran Premio de la Bienal del Mueble en 2010, organizada por la escuela de Diseño de Productos de VÉRITAS.

Rodolfo Morales. Aborígen. Silla con madera de pejibaye. Foto LFQ. 

La “u+n chair/chaise” de Janine Schneider, JSARQ, es una propuesta doble, en tanto por un lado es una “chaise lounge” y por otro asiento. Está construida en planos seriados de madera contrachapada espaciados para hacer circular el aire y restarle pesantez al mueble, carácter que la vuelve una propuesta ágil, dual y de apariencia muy actual.

“Unípodé -Un perchero para el cuerpo-, de Diego van der Laat -“sanjosérevés”-, advierte el carácter contemporáneo del mueble que genera la tensión de la dualidad, de ser perchero y a su vez apoyo para el cuerpo. Hoy en día, sobre todo en edades juveniles, durante fiestas y reuniones, experimentan una posición de pié pero apoyados en algo. La propuesta es marcada por la sobriedad minimalista.

José Pablo Alvarado. Kékóldi. Asiento. Y, Fabián Villamichel, Renato Sáenz, Alaín Coto, y Javier Claré. Silla Prototipo. Madera en planos seriados. Foto LFQ. 

“Silla Prototipo” de Fabián Villamichel -Modus operandi-, Renato Sáenz, Alaín Coto, y Javier Claré, trata de una exploración formal con planos seriados de corte lasser para brindar una sentada cómoda y ergonómica; es una idea clásica de la silla renovada para adoptar el lenguaje actual, gracias al uso de la tecnología que lo define.

Lo interesante y que rescato de esta pieza “Kékóldi” de José Pablo Alvarado –All Be Design-, pero que he visto ya en varias exhibiciones anteriores, es el uso de materiales y procesos artesanías de los indígenas autóctonos que elaboran la palma y los tejidos con fibras naturales.

“Metamorfósis” de Juan Robles, de Juan Robles Arquitectos, es un acercamiento a la deconstrucción que intrinca con las superficies adyacentes, generadoras de cierta ilusión poliédrica. Ese gesto inconcluso la vuelve incisiva y hasta nos desestabiliza su activo equilibrio.

En el espacio de Klaus Steinmetz Contemporary, se presenta la propuesta, también minimalista de Catherine Román, quien exhibe un mueble en madera y tubo metálico de fuerte tensión ortogonal, elegante y sobrio.

Janine Schneider. U+n chair / chaise. Secciones de playwood. Foto LFQ. Y, Diego van der Laat. UNÍPODÉ, un perchero para el cuerpo. Foto LFQ. 

Juan Robles. Metamorfósis. Varios materiales con acabado en pintura de carrocería. Vistas parciales de la sala expositiva, Y, Catherine Román. Silla. Madera y metal. Foto LFQ. 

Motivos para pensar en la muestra
Aunque hace ya casi treinta y cinco años que el diseño industrial interesa a la industria y cultura nacional, pareciera que la profesión cuya área de producción de mobiliario es fundamental, aún no alcanza la tan esperada presencia. La muestra -la señalo como importante-, en tanto amplía la cobertura de esta reconocida galería en la zona de Escazú, pero en el fondo no observo en lo expuesto el manejo de materiales y tecnología actual en la fabricación de la silla; dichos materiales y tecnologías son sorprendentes, pero pareciera que, por lo menos acá en Costa Rica, solo se conoce la madera. Uno se pregunta si es que ese es precisamente el carácter que define al diseño local: piezas únicas, reutilización de materiales, u objetos de esos que quedaron en desuso y son reinventados bajo esta práctica creativa, que tiene mucho de arte contemporáneo, pero poco del diseño de productos innovadores y de punta.

Otro de los aspectos medulares del exhibir diseño, y que me parece necesario observar, es la exposición una vez más de modelos con ese carácter de prototipos ya exhibidos en otras ferias u eventos anteriores. Cuando los diseñadores no demuestran aportar nuevas ideas, investigación constante y consistente que alimente la producción, uno piensa en un estado del diseño estancado. Implica recordar el principio de innovación y calidad por el cual debe velar siempre el diseñador, como actor de cambio con responsabilidad de transformar creativamente el entorno y por ende la cultura. Abrir al diseño el espacio expositivo es plausible y oportuno para conquistar de manera positiva la conciencia de los potenciales consumidores del producto, activados por la huella cultural que significa exhibir en esta importante galería.

 

  

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