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Cartas de mujeres: “mi muy querida yo”

Cartas de mujeres es el nombre de la campaña organizada por la ONU y el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (Ecuador), cuyo objetivo era romper con los mitos que existen en torno a la idea de mujer. Para ello, el proyecto se hacía eco de voces de mujeres y hombres que relataban sus experiencias de violencia machista en folios de papel. El estudio de arquitectura Al Borde, es quien diseñó los pupitres en los que ellas escribirían sus cartas.

 

Cartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito.

ONU Mujeres y el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (Ecuador) fueron las instituciones promotoras de la campaña Cartas de mujeres. En Ecuador seis de cada diez mujeres sufren violencia de género, según el INEC; país en el que el cliché de mujer frágil y "rosada" estigmatiza a las mujeres. La intención del proyecto era retratar la diversidad femenina a través de historias de maltrato de miles de mujeres, tan diferentes unas de otras, y de algún hombre también. La campaña abarcó una gran cantidad de frentes, desde talleres en diferentes ciudades del país hasta noches de eventos públicos – en un mes se recolectaron hasta 10.000 cartas.

Cartas de mujeres, de AL BORDE.Cartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

Cartas de mujeres, de AL BORDE
Cartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

Cartas de mujeres, de AL BORDECartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

El estudio quiteño de arquitectura Al Borde diseñó el mobiliario donde las mujeres se sentarían a escribir sus confidencias. La óptica con la que se ideaba el producto era la de crear un lugar cómodo en el que las mujeres pudieran hacer introspección y, así, expresar con sinceridad sus experiencias. Pero la comodidad es algo subjetivo, cada persona es única y sus gustos son particulares: por lo tanto era necesario que el objeto a diseñar fuera particular. El dilema se resolvió. El equipo de arquitectos decidió que cada silla tendría en común una superficie plana en la que apoyar la hoja, una mesa de pupitre, que se acoplaría a asientos singulares. Así, nos cuenta Al Borde, surgieron múltiples rincones: “un lugar tipo tarima para alguien extrovertida, un lugar tipo 'abrazo protector' para alguien tímida, un lugar pequeño para las pequeñas, un lugar grande para las grandes, un lugar chic para las chic, un lugar transgresor para las rebeldes”.

Cartas de mujeres, de AL BORDECartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

Cartas de mujeres, de AL BORDECartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito.

Cartas de mujeres, de AL BORDECartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

Acorde con la filosofía de Al Borde, que apuesta por reciclar en vez de inaugurar, las sillas fueron recolectadas, restauradas y atornilladas a pupitres, dando forma a objetos diversos para que fueran las propias mujeres las que eligieran con cuál de ellos se identificaban. La estrategia fue repetida en tres escenarios distintos: en el espacio público, en el mobiliario público existente y en el mobiliario doméstico.

Cartas de mujeres, de AL BORDE.Cartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito. 

Cartas de mujeres, de AL BORDE
Cartas de mujeres, Al Borde, Centro de Arte Contemporáneo de Quito.

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