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Algo más sobre el aprendizaje del diseño

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Un enfoque a los talleres de diseño básico

Hace un par de semanas leí un importante cuestionamiento a las escuelas de diseño, Aprendiendo a diseñar, el cual nutre la discusión sobre los enfoques del aprendizaje actual; la autora, Marta Falcón, en su blog del portal Experimenta.es, criticó que “las asignaturas apenas están relacionadas” y que los estudiantes “se limitan a pasar exámenes”. Estoy de acuerdo con sus miradas al terreno educativo, pareciera que en las escuelas los docentes saben mucho de sus asignaturas, pero poco les importa las otras, y nadie se propone motivar al estudiante a aprender cómo procesar y relacionar lo que deduce o derivar para construir conocimiento; por lo general no se les ayuda a observar un pensamiento sistémico que active la capacidad humana de autogenerar el saber y asimilar del entorno.
Siempre he pensado que las escuelas nos forman en un mínimo porcentaje de lo que necesitamos, el resto es una tarea personal de aprender informalmente, investigando y teniendo una experiencia con el medio y el tiempo. La discusión me motiva a entrevistar -para mi blog diseñacr– a varios colegas y docentes de escuelas sobre estos asuntos centrales de la educación del diseño, que subiré en futuros post, pero, primero, deseo externar mi propio criterio al respecto.

Algunas láminas sobre los trabajos de diseño básico,en la Escuela de Diseño de Productos de la Universidad Veritas,de Costa Rica. Foto L.F.Q.

Repensar los enfoques del aprendizaje del diseño
Ante esta coyuntura observo dos enfoques, el primero es el del docente que sabe integrar en su materia la historia, los fundamentos del diseño, el dibujo, la ciencia y el arte y, como él es un pensador crítico, promueve en los estudiantes ejercitaciones que los obliga a teorizar, a reconocer sus propios aportes, a tomar decisiones y aplicar el conocimiento y pensamiento estratégico al diseño en la solución de problemas proyectuales. De estos docentes existen muy pocos, en realidad se trata del taller del maestro renacentista, cuyas quijotadas hoy parecen vaga ilusión.
El otro modelo es ya utilizado hoy día en las escuelas, se trata del taller integrado donde concurren varios profesores tributando a un núcleo único donde se aprenden procesos proyectuales integrando la historia del arte, la cultura y las ciencias, la comunicación, la matemática, el dibujo y por ende el diseño. En mi caso -antes de retirarme-, colaboré con el Taller Integrado de la Facultad de Diseño, Universidad Veritas, Costa Rica, donde los estudiantes de Arquitectura, Diseño de Productos, Modas, Espacio Interno y Publicitario, aprenden diseño con experiencias proyectuales integradoras. Las láminas con que ilustro este post son parte de los frutos obtenido en muchos de los cursos que impartí en esa universidad y conforman el lenguaje básico, donde además de proyecciones, geometría, técnicas de maquetado y modelado, color y fundamentos básicos del diseño y dibujo se aprende de historia del mueble en relación con la arquitectura, o de la tipografía en relación con el producto industrial, conquistando el conocimiento fundamental para aplicarlo luego en la praxis del proyecto.

Ejercicios de generación de la forma 3D, ehistoria de la sillaen los cursos de diseño básico. Fotos L.F.Q.

Ejercicios de generación morfológica, Binomio Dibujo/Diseño.Fotos documentación L.F.Q.

Aprender a compartir
Pero a pesar de todas esas estrategias, nos hace falta aprender a compartir, entre los mismos docentes, las materias o asignaturas, los enfoques y modelos, e incluso, entre los mismos estudiantes en un taller donde se sepa dar y recibir, y el docente comparta lo que sabe en el hacer y producir junto con los estudiantes. Cuando los frutos son buenos es porque el docente se mete de lleno a trabajar con sus estudiantes para lograrlo, para motivarlo, demostrarle con pensamientos y ejemplos que le permitan descubrir el potencial de sus habilidades y fortalezas, tanto como la conciencia sobre sus debilidades que deben ser superadas. Como docente, me pasé mucho tiempo documentando los aportes de los estudiantes y sus logros, tanto como los míos, para que al encontrarse él en lo expuesto, creciera, motivara su superación y fortaleciera el creer en sí mismo o elevar la estima propia que hoy día es importantísimo en medio de tanta globalidad.

Trabajos de taller de diseño tipográfico, Escuela de Diseño Publicitario, Veritas. Fotos L.F.Q.

Transformar actitudes
Esto obliga al docente a saber más, a estar en constante formación, que no es solo saber, o manejar datos, tiene que tejerlos para la interacción en el taller; en la medida de que el profesor quiera participar del taller y se proponga compartir, debe crecer tanto como lo hace el joven a quien él orienta en el caminar entre los escollos de la carrera profesional.
El gran problema que se presenta en las escuelas y esas prácticas integradas son los egoísmos y el deseo de poder, como cuando se impone el método propio por la incapacidad de comprender el del otro, o porque se poseen esas nefastas fórmulas de evaluar y adoptar criterios pétreos, que no cambian pues las transformaciones desestabilizan a alguien que no quiere cambiar. Ya expliqué que el verdadero docente está en constante aprendizaje o lo que yo llamo perenne estado de (in)formación o estar informado pero en actitud aprendiente.
Quien cree que ya lo sabe todo, se niega a crecer y no tiene nada para ofertar o demandar a los demás, por lo tanto, no integra nada, y por lo general su egocentrismo le impide reconocer lo nuevo o los valores innovadores que demuestran los demás.
Todo esto conlleva un cambio actitudinal en las experiencias del aprendizaje, en cuanto aprenden ambos, en la medida de crecer educadores y educandos en el proyecto, donde al final, se verán como autores socios y actores sociales cuyo pensamiento, actitud aprendiente y productos, impactan y provocan cambios en la cultura y la sociedad.

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