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Franklin Hernández-Castro: proyecto urbano

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Ya conversamos, en un primer acercamiento al pensamiento y bagaje teórico del diseñador industrial y docente Franklin Hernández-Castro*, cuando presentamos sus libros publicados en el país y el extranjero. Hoy quisiera focalizar su experiencia de crear una impresionante tenso-estructura para la ciudad de Schwäbisch Gmünd, Alemania, con todo y lo que implica proyectar en esas dimensiones para el espacio urbano. Conversaremos en futuros “posts” sobre nuevos tópicos paralelos, como la educación actual del diseño, y abordarlo para conocer sus proyectos en el diseño multimedia, la gráfica corporativa y el diseño de productos.

Observemos sus procedimientos: ¿cómo un diseñador plantea la realización de una estructura urbana de tales dimensiones?, ¿cuáles fueron las repercusiones e impacto cultural al situar esa pieza de concepción tan minimalista en un entorno de arquitectura tradicional nord-europea?, y, ¿qué implicaciones técnicas desafiaron la puesta en el sitio?
“Primero que todo, hacer esa “escultura” con características del diseño contemporáneo en Alemania, fue algo muy serio; ahí tiene que aprobarlo todas las autoridades de la ciudad y hacer consultas a un tejido de instancias muy influyentes. Requirió considerar -por ejemplo-, la situación e impacto visual de la pieza al estar fija en una rotonda de alta circulación vehicular, cuando se deben considerar diversos grados de seguridad, apuntar a consideraciones que no se toman en cuenta cuando se trabaja en la práctica normal del diseño, así como tener que concretarlo, producirlo, instalarlo; se trató de un desafío que costó un cuarto de millón de Euros. Por otro, el proyecto debía soportar un rango climático que va desde los menos treinta grados centígrados en invierno, a los a los cuarenta o más en pleno verano”.

Estructura urbana creada por Franklin Hernández-Castro. Fotografía cortesía del Diseñador.

¿Activó el proceso incentivos que agregaran quizás mayor valor estético y visual a tu propuesta, que estimulara nuestra capacidad de sorprendernos?
Por supuesto, desde el inicio sustenté la idea del valor cambiante de la pieza: su espacialidad en la plaza, las vivencias cotidianas al interactuar con el habitante, quien la percibe de día y de noche; ello requirió dotarla de un sistema de iluminación programada, que le permitiera transformar la atmósfera cromática del lugar. Cuando se inauguró –a manera de ejemplo-, estaba el mundial de fútbol en Alemania -casualidad que ocurriera-, pero el acontecimiento debía celebrarse de alguna forma en la pieza, yo la monté para Schwäbisch Gmünd y de pronto vi mudar el natural plata del acero inoxidable a los colores de la bandera de Alemania”.

¿Cómo afrontaste esas lógicas transformaciones en el proceso, que de alguna manera redimensionan la motivación inicial, pero te exige a remediar cambios y situaciones que a veces se nos salen de las manos?
“Entre lo que había diseñado, animado en la computadora, y puesto en modelos tridimensionales para visualizar su futura realización, se abrió la espira, el trecho, que exigía respuestas en tiempo real. Podía cambiar en tanto hablamos de proceso, pero lo que debía vigilar era “el espíritu del proyecto”, porque fue mi idea para llegar a él, todo lo demás podía cambiar”.

Schwäbisch Gmünd, Alemania, ciudad que albergó la propuesta urbana de Hernández-Castro. Fotografía cortesía del diseñador.

¿Puedes ofrecernos alguna situación particular que afectó el proceso y que nos ilustre el estar en esa actitud de alerta en el día día de un proyecto de diseño, cuando trabajamos con altos niveles de incertidumbre?
“Por ejemplo, yo no quería uniones rígidas, en ese carácter de estructuras tensiles las articulaciones ofrecen la posibilidad de moverse, donde la forma pueda crecer o decrecer, que respire como un sistema activo, vivo; tener que rigidizarlas me llevó a afrontar muchas negociaciones y realizar ajustes cuando tienes que considerar los cambios ambientales, el viento, el calor, incluso hasta eventuales accidentes al estar situada en el centro de una rotonda. Tienes que diseñar pensando en parámetros a veces insospechados”.

¿Negociaciones?¿Compartir o imposición?
“Llegar y plantar una “escultura” de arte contemporáneo, nos lleva a exponernos a elementos simbólicos que desencadenan caracteres de naturaleza muy emocional, con los cuales tantas personas se verán influenciadas: la amarán o la odiarán. Nos requiere asumir relaciones con la prensa, con las autoridades y los habitantes del lugar, en tanto se trata de una intervención urbana que va a interactuar con ellos, lo quieran o no”.

Vista nocturna de la pieza. Fotografía cortesía del diseñador.

¿Observaste alguna lectura del entorno, de la arquitectura, de la cultura y espíritu del sitio que aportaran interpretaciones al lenguaje utilizado?
“La pieza está dispuesta en un cruce, se trata, como ya expliqué, de una rotonda en frente a una de las cinco torres que son verdaderas insignias para esa ciudad. Mi idea generaba un fuerte contraste entre la modernidad del concepto y su lenguaje formal a contrapelo con toda la tradición, no digo solo de la ciudad, sino europea”.

¿Qué actitud asumiste?, ¿qué otros factores incidieron que problematizaban la propuesta y generaban tensión?
“Dualidad: la paradoja de asumir un estilo contrastante con la cultura del lugar, de jugar con esas tensiones perceptivas, significativas, interpretativas.
El otro componente polémico fue, que no hubiera sido un hijo de Schwäbisch Gmünd quien la realizara; eso provocó cierto escozor en las conciencias de la comunidad, en tanto se caracteriza por una amplia tradición del diseño por siglos, donde son muy visibles los talleres de los orfebres y los diseñadores de joyas, entre otros”.

Vistas nocturnas y caracter cambiante de la estructura. Fotografías cortesía del diseñador.

Vamos a los conceptos, ¿cómo lograste romper hielos, agujerear las murallas, proponer, convencer, captar un lenguaje para esa pieza urbana?
“Yo tenía tres modelos en mente, que se parecían entre sí, pero los otros dos no eran tan modulares, y fíjate que este pegó, aunque era la propuesta más cara, pero las autoridades tuvieron una lectura muy positiva del concepto de crecimiento, de proyección o trazo que se apunta en el espacio geográfico; por otro, está el mismo el lenguaje de los materiales que representan caracteres de la zona, como la industria que de alguna manera influencia la cultura del lugar”.

¿Existieron otros factores conceptuales o de la teoría del diseño que incidieran en la idea y el proyecto?
“La adopción de ese carácter de materialidad industrial, cuando los componentes del cuerpo de la estructura no admitían recubrimientos, pues son parte de la pureza técnica y estética de la idea. Primero por el clima, luego está lo sustancial: el respeto y honestidad en el uso de los materiales que aprendimos desde nuestros tiempos de la escuela de Diseño. Como tu dices: “el diseño no es de apariencias, es de sustancia”.
Hay algo de fractalidad arborescente en ella y eso aportó al lenguaje. Fue financiada por una caja de seguros privada, cuya sede se encuentra precisamente frente a la plaza, debía convencer y hablar de los caracteres propios de la zona y la empresa que invertía sus recursos en un componente de la vida de la ciudad y que impactó positivamente al entorno urbano: sus clientes son la zona industrial y comercial, como la Porsche, la Mercedes Benz, la Siemens.
Simbólicamente, adoptar un material como el metal, conceptualizar con elementos de la industria, y de la ciencia, de que con lo pequeño se pueden construir grandes cosas, muy propias de los algoritmos y lo fractal, contribuyó con percepción y su potencial aceptación”.

Acercamiento a la propuesta. Fotografía cortesía de Franklin Hernández-Castro.

¿Se dieron otros elementos corpóreos y/o estructurales para cohesionar la idea?
“La base posee dos tipos de piedra, una alrededor brinda una textura más densa que sugiere la idea de florecer, como el signo de la primavera; la mancha del centro no, ésta es estructural pues en ella se sustenta el sostén de la pieza”.

¿Como fue el cambio de escala?, ¿cuál fue el impacto y cómo se manejó su construcción en el sitio?
“Fue muy difícil, desde el punto de vista del diseño, no hay nada que te prepare para saber cómo va a reaccionar el modelo. Se trata de entablar una relación del espacio entre ella y su diseñador. La estructura se transportó en módulos desde el taller a la rotonda; la plataforma que la llevó y la altura de las partes no pasaban por uno de los puentes de la autopista que llega al lugar, hubo que poner una grúa sobre el puente que la transportara de un lado al otro; fue algo impresionante lidiar con un proyecto de esa complejidad”.

Acercamiento al detalle. Fotografía cortesía de Hernández-Castro.

Uno de los atributos visuales del proyecto, y de la lectura que se tiene de él, es su carácter cambiante, la visual se transforma continuamente. ¿Cuál es el pensamiento de fondo?
“La estructura no es paralela a nada, su concepción formal es completamente asimétrica. Como tu dices e interpretas, se va dando vuelta a la rotonda y el movimiento regenera su percepción.
Por otra parte, existe la dualidad frío/cálida del acero inoxidable, las calidades de la estructura y el uso del color, brindan un efecto cinético de estímulos senso-perceptuales muy variados. Uno la puede recordar de color rosa en ciertos momentos y en una noche en particular, pero luego se la encuentra en amarillo. De día la impactan los cambios atmosféricos –Schwäbisch Gmünd es una ciudad brumosa-, pero en cierto momento del atardecer puede que un rayo de sol incida y se refleja en ella”.

¿Con que tecnología resolviste el asunto del color?
“Son leds programables con microprocesadores, para optar por esos climas cromáticos y carácter constante de transformación”.

Acercamiento a la estructura urbana creada por Hernández-Castro. Fotografía cortesía del diseñador.

¿Cuál es la síntesis formal del cuerpo de la pieza?
“La estructura es un octaedro irregular, como un árbol, está sostenida por un fuste principal, que no se dispone en posición vertical sino oblicuo, un plano de intersección reticulado por el cruce de las tensiones estructurales y los ramajes o módulos que implican la idea de Complejidad”.

El proyecto de Franklin Hernández-Castro apoya mi idea respecto al arte contemporáneo, su valoración, y visualización delante de los flujos de legitimización. Para mi el arte de nuestros días es ese: un objeto muy poroso que tiene que ver con diseño industrial, con tecnología de iluminación, fundamentado en la teoría del diseño, que tiene que ver con arquitectura en tanto es diseño espacial que acrecienta la visual proyectada a la ciudad.
Al artista de hoy no lo hace crear una pintura, o una escultura, lo hace afrontar los desafíos de un proyecto de valor cultural, histórico y a la vez que emerge de esa interioridad cuando él busca un buen sillón, acepta una copa del mejor vino, y se sume en la pantalla interna de su mirada, memoria e imaginación.

Foto de la ciudad, cortesía del diseñador

*Franklin Hernández-Castro, Director de la Escuela de Ingeniería en Diseño Industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR). Maestría en Diseño en la Hochuschule Für Gestaltung Schwäbisch Gmünd de Alemania donde también es profesor. Maestría en Ciencias de la Computación del ITCR. Doctorado en Ciencias del Diseño, Universidad Duisburg-Essen de Alemania.

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