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My views on Fashion/12 Esse est percipi

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SER es ser percibido, la imagen solo existe a través de la mirada. Este imperativo nos remite a una imagen plana, sin apreciar la profundidad y el contenido detrás de lo que encontramos a primera vista.
Paseando por blogs de moda y reflexionando acerca de la figura del icono de moda/IT girl o víctima fashionista es inevitable pensar en la idea de disfraz. La idea de herramienta sutil que envuelve la persona, se la come, la reinventa y la devuelve transformada en objeto deshumanizado. Hay algo casi esperpéntico en esa figura estructuradamente calculada, lejana e irreal.
Esa imagen personificada aparece intoxicada por una máscara que difumina el individuo, desprotegiéndole de su propio carácter para presentar “algo” sin contenido intelectual. Totalmente vacío, sin trasfondo, sin aportar nada más que una fuerza estética y un impacto visual.
Ésa aparente perfección estética, impuesta a nuestro imaginario colectivo, proyecta un deseo hacia la posibilidad de transformarnos en esa figura inalcanzable, llena de valor adquirido a través de la herramienta que constituye el vestir, el look, la moda.
La fortaleza que se genera gracias a esta estructura armada que transforma el cuerpo, la mente y la relación entre individuos se ha convertido en el leitmotiv de numerosas formas de entendimiento y aproximación a la forma de desarrollar la propia personalidad y la proyección que se hace de ella. Ése estatus que aparentemente aportan la elegancia, el estilo y la calidad se ha convertido en el objetivo a seguir de una generación sin más objetivos que los de ser considerados, admirados como peones de poder en este sistema de batalla, victoria y ascenso que representa nuestra sociedad. Nos encontramos con un concepto latente de nuestros días que describe la necesidad de proyectar un YO dispuesto a comerse al mundo. Esta agresividad visual construida como imagen de la industria de la moda genera el pánico al verse situado como elemento menor en la escala de poder y valor adquirido que representa.
Pero menor a qué? Menor cómo? A mi juicio, menor al control de una proyección unidimensional absurda sin más fondo que la imagen; que el ser vistos, juzgados o admirados por los demás. El lenguaje comunicativo de la moda, desgraciadamente y en según qué ámbitos, sigue sin cambiar dejando paso a un juicio externo duro, innecesario y superficial. |

        


 

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