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Garmendia Cordero y el reto de convertir un espacio de culto en un hogar

La historia, el cliente y el proyecto entendido como prólogo

Garmendia Cordero, el multipremiado estudio de arquitectura bilbaíno fundado y dirigido por Álvaro Cordero Iturregui y Carlos Garmendia Fernández, firma una deliciosa intervención arquitectónica cuya hoja de ruta estuvo marcada por, según palabras de los máximos responsables del proyecto, «la historia, el cliente y el proyecto entendido como prólogo».

¿El lugar? Brutal. Una pequeña iglesia (poco más que una ermita) construida durante la segunda mitad del siglo XVI y que sufrió una importante remodelación en términos neoclásicos a finales del siglo XVIII, aumentando su altura y añadiendo, entre otras cosas, un campanario y un abrevadero. «En el momento en el que se plantea nuestra actuación, el edificio se encuentra sin cubierta, desplomada en el propio interior, y en un estado preocupante de inestabilidad estructural», comentan desde el estudio.
El edificio está ubicada en el barrio de Las Barrietas, dentro del municipio de Sopuerta, Vizcaya, y rodeado de una docena de edificaciones aisladas. Ocupa una posición privilegiada dentro de un solar rodeado de montañas exuberantes de vegetación. «En todo momento, se priorizó la idea de intervenir de la manera más sensible posible, tocando la iglesia solamente cuando no existiera otra alternativa, entendiendo la actuación como un elemento ajeno implantado dentro de una ruina».

¿El cliente? Nada más y nada menos que el famoso diseñador hispanovenezolano Tas Careaga Irazabal, fundador del estudio Taslab. Aunque diseñar para un diseñador puede en ocasiones, convertirse en todo un lastre, en este caso en concreto, el binomio fue todo un éxito. «Este proyecto acabó diseñándose ‘a dos manos’, dibujándose por ambos actores en el sentido literal, compartiendo inquietudes, conocimientos, aspiraciones y obsesiones. Este hecho genera que la figura de Tas, se convierta en el generador del proyecto de principio a fin, visualizando el mismo, en el diseñador y ejecutor, dibujando, proyectando y hasta formando parte de la misma ejecución material de partes de la obra y en el actor posterior que continuará una obra inacabada».

¿El proyecto entendido como prólogo? La intervención de Garmendia Cordero es apenas el puntapié inicial de un proyecto sin techo, libre y salvaje. «Así se entendió desde el primer momento, como una tarea de diseño extendida en el tiempo que fue evolucionando al mismo tiempo que lo hacía la obra y que, una vez terminada la labor del arquitecto, seguirá creciendo de la mano de Tas».

En definitiva, Garmendia Cordero ha conseguido dotar de un nuevo valor a un espacio de características tangibles e intangibles únicas, y lo ha hecho sin olvidar el pasado, el presente y el futuro del cliente, del entono y de la sociedad que lo contiene. Brillante.

Garmendia Cordero y el reto de convertir un espacio de culto en un hogar
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© Carlos Garmendia Fernández

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