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Shapeways, el futuro de la impresión 3D

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De todas las tecnologías disruptivas que han surgido en las últimas décadas, la impresión 3D está destinada a tener un papel protagonista. Shapeways es una de esas empresas llamadas a liderar el nuevo paradigma productivo: fundada en el año 2007 bajo la batuta de Peter Weijmarshausen, este servicio de impresión 3D a la carta permite a millones de personas fabricar, comprar y vender sus propios objetos. O lo que es lo mismo, inaugura un nuevo modelo de economía descentralizada donde el consumidor se convierte en productor. Con Shapeways, suenan las trompetas que anuncian la Tercera Revolución Industrial. 

 

Presentación de Shapeways, Shapeways, 2014. 

Han pasado treinta años desde que el ingeniero estadounidense Charles Hull inventara uno de los artilugios más revolucionarios de los últimos tiempos, la impresora 3D. Esta tecnología pugna hoy por hacerse un hueco en el mercado global y presentarse como una alternativa al modelo económico vigente. Shapeways puede ser un primer paso hacia esta realidad: en su plataforma web, miles de personas comercian con productos fabricados en impresoras 3D, desde candelabros en forma de nido hasta miniaturas de la silla Lounge Chair de Charles y Ray Eames.  

Miniatura del sillón Lounge Chair de Charles & Ray Eames, Shapeways, 2014.  

Shapeways funciona como una comunidad abierta donde cualquiera puede imprimir sus diseños: en ella encontramos a diseñadores industriales, artesanos, ingenieros, modeladores, joyeros, incluso a simples aficionados al 3D y a la cultura DIY. También descubrimos algunas caras conocidas: no hace mucho, el escultor holandés Theo Jansen puso en venta unas versiones en miniatura de sus conocidas strandbeest, bestias fabricadas en PVC que pululan por las playas de La Haya. También recientemente, la actriz Dita Von Teese imprimió un vestido inspirado en la sucesión de Fibonacci. Todo es susceptible de ser modelado, renderizado e impreso.   

Traje 3D, Michael Schmidt y Francis Bitonti para Shapeways, 2014.  

De la incubadora de Phillips a los grandes inversores de Manhattan

Shapeways nació en el año 2007 bajo la protección de Philips Research Labs, un programa de innovación tecnológica auspiciado por la multinacional holandesa. En sus oficinas centrales de Eindhoven se han gestado algunos de los hallazgos más importantes del pasado siglo, como el pentodo de radio, la máquina de afeitar rotatoria o el compact disc. Pionera de la innovación abierta y la investigación pluridisciplinar, esta incubadora de start-ups se ha convertido con el paso de los años en un centro neurálgico de la cultura del diseño holandés. No es de extrañar pues que Shapeways creciese rápidamente en este entorno.

Strandbeest, Theo Jansen para Shapeways, 2014. 

Peter Weijmarshausen, uno de los fundadores de la empresa, tuvo la idea de crear un marketplace dedicado a la impresión mientras trabajaba para Blender, un software de modelado 3D que se distribuye gratuitamente. “En aquella época, la impresión 3D aún era muy cara y mayormente utilizada para la fabricación de prototipos, no para la creación de productos reales”, explican desde Shapeways. Weijmarshausen acudió a Phillips, que le brindó apoyo económico y le permitió desarrollar la tecnología necesaria para conseguir sus objetivos: abaratar los costes, mejorar la calidad de impresión y, de paso, democratizar una de las tecnologías más prometedoras del futuro.

Entrada a la factoría de Nueva York, Shapeways, 2014. 

El proyecto despegó a una velocidad vertiginosa: en 2008, Shapeways lanzaba un sitio web donde comercializar sus productos; apenas un año después, trasladaba sus oficinas centrales a Nueva York, atraído por algunos de los inversores más importantes del mundo. A día de hoy, Shapeways ha imprimido más de dos millones de productos y cuenta con más de 13.000 diseñadores. Y lo mejor está por llegar. 

Impresoras 3D de la factoría de Nueva York, Shapeways, 2014. 

Impresoras 3D de la factoría de Nueva York, Shapeways, 2014.

¿El Amazon de la impresión 3D?

Pero, ¿cómo funciona Shapeways exactamente? El usuario diseña su propio modelo tridimensional con cualquiera de los programas de software que existen en el mercado o bien escoge uno de los diseños creados por algún otro miembro de la comunidad. A continuación, transfiere el archivo resultante a la plataforma web de Shapeways. Allí, elige el material de impresión —actualmente, se pueden escoger más de cuarenta componentes y acabados, entre los cuales bronce, cerámica, plástico, acero inoxidable o plata— y ordena el pedido. Es en este momento cuando entran en acción las impresoras 3D, que construyen el objeto en un proceso que puede durar de horas a días, dependiendo de la complejidad. Una vez impreso, se quita el polvo sobrante y se pule la figura, si así se requiere. Finalmente, se empaqueta el producto y se envía al destinatario.

Proceso de impresión, Shapeways, 2014. 

Sin embargo, Shapeways es algo más que un servicio de impresión 3D a la carta: es una comunidad que difumina las barreras entre diseñadores, clientes y fabricantes. Al igual que AirBNB, Etsy o incluso Amazon, Shapeways aplica los principios de la economía descentralizada o peer-to-peer (entre pares). Gracias al abaratamiento de los costes y al desarrollo de los entornos digitales, los consumidores acceden a los medios de producción en igualdad de condiciones que las empresas clásicas y se convierte de facto en fabricantes. Imagina imprimir cualquier objeto —sillas, bicicletas, prótesis, comida, ropa— de una manera rápida y personalizable, y sin intermediación de terceros. Solo el diseñador, una máquina de impresión y tú.

Creator, software de modelado de Shapeways, 2014. 

Nuevas herramientas, nuevas maneras de diseñar

Shapeways plantea nuevos retos a los futuros diseñadores industriales. “En las escuelas de diseño se enseña a proyectar teniendo en cuenta las limitaciones de los procesos industriales actuales. Sin embargo, muchas de estas limitaciones no se aplican a la impresión 3D. Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar”, explicó Peter Weijmarshausen en un entrevista realizada para The Verge hace un año.

Impresión de un cubo Gyro, Virtox para Shapeways, 2014. 

Pero esto no es todo. Las impresoras 3D están abriendo nuevos horizontes, territorios inexplorados donde la ciencia y el diseño tienen mucho que decir: biotecnología, arquitectura, alimentos 3D, incluso arrecifes artificiales para combatir la erosión de los ecosistemas marinos. Estas aplicaciones aún se encuentran en pleno desarrollo, pero es muy posible que en un futuro podamos imprimir órganos humanos o módulos habitables para planetas extraterrestres. 

Impresión de sinterizado selectivo por láser, Shapeways, 2014.  

Impresión de una Strandbeest, Theo Jansen para Shapeways, 2014. 

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