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La columna de Luis Montero: La lotería del presente.

La columna de Luis Montero

La columna de Luis Montero

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Desde que se estrenaron los viajes por el multi-presente los estudiosos no han parado de analizar las razones para desplazarse a otros ahora han sido muchas. Los motivos para viajar a otros presentes del multiverso han sido tantas como formas de entender la divinidad tiene el humano. Igual que no hay dos creencias iguales, por dogmáticas que sean, no hay dos viajeros idénticos. Unos se desplazan para huir de un aquí que los ahoga, otros porque ansían un presente mejor. Unos porque escapan, otros porque sueñan. Unos empujados por la desesperanza, otros por la esperanza.

Emma Von Mises decidió viajar a otro presente el día después de que le echaran del trabajo. Quería recuperar aquel puesto que tantas satisfacciones le habían dado. Después de pensarlo durante décadas, Charles Kahneman tomó la decisión de buscar otro ahora que le permitiera realizar su sueño y ser pintor. Mathias Ricardo no se hubiera mudado jamás de no ser por una enfermedad terminal de su pareja que amenazaba con terminar su presente. Josephine Keynes hizo lo propio pero por motivos enteramente distintos, quería viajar a ese presente en el que su atraco al banco había sido un éxito. Mireia Smith saltó a otros aquís simplemente porque el que le había tocado le aburría.

Parecería que cualquier razón era buena para lanzarse a la Vida Multi-Presente (VM-P) porque, como ya plantearon esos estudiosos en sus primeras hipótesis, esos viajes eran la oportunidad definitiva, histórica para acabar con cualquier forma de predestinación. La posibilidad de saltar a otros presentes permitía superar limitación, heredada o no. Si ni la biología es destino, ni el sexo, ni el género, ni la raza, ni la clase, ni la edad, ahora ya no lo sería siquiera la realidad que vivimos. La VM-P significaba terminar con toda marca de clase, de género o de capacidad, pero también con las consecuencias de todo acto realizado, de toda decisión tomada, de toda vivencia. Acabar de una vez por todas con esa condena a vivir para siempre en un determinado presente que nunca hemos escogido. A terminar con la lotería del presente.

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Otro aspecto de la VM-P que también preocupaba a los estudiosos era la duplicidad de un mismo humano en un mismo presente. Es decir, si Emma Von Mises llegaba a ese presente que añoraba, en el que no le habían echado de aquel trabajo, ¿no habría dos emmas para un mismo puesto? O si Josephine Keynes emigraba a aquel ahora en el que disfrutaba del botín del robo, ¿no tendría que compartirlo con la otra Josephine, la que ya estaba allí? La posibilidad de la Vida Multi-Presente abría la posibilidad del Presente Multi-Yo, la presencia de varias instancias de una misma persona en un mismo aquí.

Incluso más allá. Si esos presentes determinan lo buena o mala que es la vida, entonces se puede establecer una escala, con presentes mejores y presentes peores. Y, claro está, un presente mejor que todos los demás, el presente que albergue la mejor de todas las vidas posibles. Ese presente en el que aflore la persona en todo su esplendor, ya sea porque cumple sus sueños, ya sea porque realiza tus expectativas, ya sea porque vive una vida plena de afectos. O por todo a la vez. Y, si esto es así, ¿no sería lógico esperar que ese determinado presente que da lugar a la vida que más merece ser vivida acabe por acoger a todas las instancias de esa persona, que concentre a todas las emmas o josephines?

Sin embargo, esto no ha sucedido. A pesar de lo que se podría esperar, aún no se conoce el caso de un presente que cobije a dos personas iguales. Hasta ahora, y eso que ya se han realizado cerca de dos billones de saltos entre presentes, no han coincidido nunca dos instancias de un mismo sujeto en un mismo presente. Como si en el momento en que una persona decide saltar de presente, el resto de instancias de esa misma persona que habitan el resto de presentes paralelos que pueblan el multiverso también decidieran saltar.

Porqué esto es así no lo sabe nadie, si bien hay una sospecha generalizada entre los estudiosos. Todo parece indicar que no hay ese el mejor de todos los presentes posibles, que siempre hay un presente mejor que acoge una vida mejor, y que por ese motivo todas las instancias de esa misma persona saltan eternamente entre presentes, en una búsqueda sin fin de esa vida que más merece la pena ser vivida. Pero sucede que esa sospecha no es más que eso, y sin más pruebas ninguno quiere arriesgarse a enunciarla, puesto que podría tener efectos muy negativos para la pujante industria de la VM-P.

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Sin embargo y en los últimos años ha surgido una corriente de estudiosos, auto-denominados heterodoxos, que afirma que sí hay humanos que no anhelan ese presente mejor. Y esos humanos son los mismos estudiosos. ¿O acaso alguien conoce a algún estudioso o estudiosa que sí haya realizado el salto entre presentes? Es cierto que afirman que no lo hacen porque, de hacerlo, no podrían continuar con sus estudios, nuevos presentes darían pie sin duda a nuevos estudios, lo que impediría acabar el ya emprendido. El estudio se convertía en destino. El destino final.

Pero esta era una afirmación polémica. Algunos de esos estudiosos heterodoxos, los ultra-heterodoxos, desechaban esa idea e insistían en una explicación menos prosaica, quizá ya más cercana a la mística. Aseguran que los estudiosos no viajan a otros presentes mejores porque saben que siempre habrá otro mejor y que esa búsqueda sin fin irremediablemente desemboca en una desesperación mayor que la simple aceptación del presente actual. Por eso nunca han viajado. Y nunca viajarán.

Pero, de ser así, ¿por qué no ha habido casos de humanos duplicados en esos presentes? Porque nadie quería viajar a este presente que habitan los estudiosos. Ningún estudioso había aparecido jamás en esos ahoras. A pesar de los billones de saltos que se habían producido ya, nunca se dio el caso de la repetición de un estudioso. ¿Cómo alguien como ellos iba a pretender viajar al presente del que ellos mismos hubieran escapado de no ser por el estudio que tenían que completar?

Y tú, ¿saltarías entre presentes? ¿A cuál? ¿Por qué? Estaremos encantados de leerte desde #DiseneticaExperimenta y @Disenetica en Twitter.

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