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Ignacio Solano crea el jardín vertical más grande del mundo en Bogotá

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogota. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogota. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano

Un jardín de récord: 3.100 metros cuadrados y 115.000 plantas

El biólogo y experto en botánica Ignacio Solano ha sido el responsable de diseñar y coordinar el jardín vertical más grande del mundo, construido en el edificio Santalaia del barrio Chapinero Alto de Bogotá, en Colombia. Un plano vegetal de más de 3.100 metros cuadrados, que compuesto por cerca de 115.000 plantas de 10 especies y cinco familias diferentes ha batido un nuevo récord mundial. Un largo proceso de trabajo de más de un año de planificación —ocho meses de diseño y otros ocho de ejecución— en el que a finales de 2015 se embarcaron el equipo de Paisajismo Urbano, encabezado por Ignacio Solano, y la empresa Groncol de Colombia, dispuestos a crear a «un edificio vivo, con capas uniformes de plantas, tanto en color como en volumen», como pedía Exacta Proyecto Total. Un edificio situado en pleno centro de Bogotá, que planteaba además una complicación añadida al tamaño del proyecto: la estructura de la fachada, compuesta por una serie de ‘costillas’ verticales que la recorren para unirse en la cubierta con las procedentes de la fachada opuesta.

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogotá. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano

La biodiversidad en un ecosistema vertical

«La gran superficie intervenida suponía una dificultad adicional en comparación a otros jardines verticales, puesto que implicaba el uso de un mayor número de plantas» explica Solano. Un reto al que se le sumaba el deseo de la propiedad por conseguir una cobertura monocromática en todo el plano. «La selección de las especies es fundamental en este tipo de jardines, puesto que la biodiversidad en un ecosistema vertical permite la interacción entre las especies que lo forman, tanto vegetales como de microorganismos; reforzando el crecimiento de las plantas y protegiéndolas de posibles amenazas como pueden ser las plagas» añade el responsable del proyecto, que junto a su equipo organizó una expedición a las selvas del Chocó colombiano, donde recogieron muestras que reprodujeron in vitro para, una vez crecidas, incorporar a la obra.

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogota. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano

El sistema de riego, un reto importante

El sistema de riego también supuso un reto importante, puesto que debido a la gran diversidad de especies presentes en el jardín, los parámetros químicos del agua, así como los nutrientes que recibe la cobertura vegetal, debían estar ajustados correctamente. Algo que el sistema utilizado por Paisajismo Urbano, patentado por su fundador y director Ignacio Solano, hace posible a través de parámetros automatizados y fácilmente revisables domóticamente. Dividido en más de 40 sectores de riego que se regulan de acuerdo con la humedad y la radiación solar, el jardín del edificio Santalaia cuenta además, como medida adicional, con una planta de tratamiento que recicla el agua sobrante del muro al igual que algunas aguas grises del edifico.

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogota. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano

El corazón verde de Bogotá

Convertido en un gran corazón verde en medio de la densa ciudad de ladrillo de Bogotá, este ecosistema vertical es un ejemplo de que la sostenibilidad a gran escala es posible. Un proyecto donde la biodiversidad aporta valores añadidos, y el uso de especies endémicas y/o en peligro de extinción genera auténticas reservas naturales dentro de las ciudades. «Un jardín vertical de ese tamaño es capaz de producir el oxígeno que necesitan más de 3.100 personas al año, procesar unos 775 kilogramos de metales pesados, filtrar más de 2.000 toneladas de gases nocivos y atrapar más de 400 kilogramos de polvo» explican los autores de la intervención, que señalan cómo la la inclusión de este jardín vertical redunda en un menor gasto en climatización, debido a que su fachada verde regula y suaviza la temperatura del edificio. Sin olvidar el ahorro de agua generado por el jardín, que aprovecha al máximo los recursos hídricos al reutilizar las aguas grises del edificio y recircular la usada para el riego, además de recabar el agua de lluvia.

Jardín vertical del edificio Santalaia, Bogota. Ignacio Solano/Paisajismo Urbano
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