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Maestros del Diseño en América Latina: Azul Morris (México)

Maestros del Diseño en América Latina: Azul Morris (México)

Maestros del Diseño en América Latina: Azul Morris (México)

Con una trayectoria profesional impresionante en el área editorial, la diseñadora gráfica mexicana Azul Morris tuvo el privilegio de convivir con algunos de los nombres más reconocidos del diseño en su país. Desde finales de los setenta, Azul comenzó a trabajar en la Imprenta Madero –una de las imprentas más importantes de México– donde fue asistente del maestro Vicente Rojo y formó parte de una destacada generación de nuevos artistas y diseñadores gráficos, y colaboró en múltiples proyectos de libros, revistas, catálogos, carteles, programas e invitaciones para instituciones educativas y culturales.

En la Coordinación de Extensión Universitaria de la UNAM, Azul fue jefe del Departamento de Comunicación y Diseño de Proyectos Especiales. En 1984 ingresó a la Escuela de Artes y Oficios de Basilea, en Suiza, donde realizó estudios de posgrado y la especialidad en Diseño Gráfico. Durante su estancia contó con una beca de la SEP y el apoyo del gobierno suizo.

En 1991 Azul fundó el despacho de diseño El Taller, donde actualmente desarrolla proyectos junto con su socio Urs Graf (Basilea, Suiza) en el ámbito editorial y artístico, con más de una centena de publicaciones, entre libros, revistas, catálogos de arte, folletos, carteles, programas e informes institucionales. Por estos proyectos Azul ha recibido el Premio Quórum en múltiples ocasiones y una decena de menciones honoríficas.

De 1994 a 1997 fue becaria del Sistema Nacional de Creadores del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. A la par de su trabajo profesional, Azul ha impartido cursos universitarios de diseño editorial y gestión de proyectos de diseño gráfico. También ha participado como conferencista y ponente en actividades académicas y ha sido jurado en concursos de diseño gráfico.

Agradecimientos a mi amigo Alejandro Magallanes por hacer de puente con la maestra.

www.azulmorris.com

Maestros del Diseño en América Latina: Azul Morris (México)

¿Cómo fueron tus primeros pasos en la carrera del diseño en tu país? En otras palabras, ¿cuál fue la percepción de este trabajo en ese momento
Siendo mi madre una pintora, me recuerdo desde la infancia rodeada de artistas, en un mundo donde la cultura fue mi educación inicial, algo inusual… Ya por ahí de los años setenta ingresé como colaboradora eventual en el área de diseño donde se editaba la revista La Universidad y el mundo —publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)— que no se elaboraba en la universidad sino en una imprenta; «¿cuál imprenta?», pensé y me aterroricé, ya que de inmediato se me vino a la mente una pequeña imprenta, llena de papel, oscura y rodeada de todo tipo de calendarios… y yo, ahí, siendo la única mujer. Al presentarme por primera vez en esa «pequeña» imprenta, llamada Imprenta Madero, me quedé sumamente impresionada: era gigantesca, con techos de triple altura, con obras pictóricas en sus paredes, con un olor a tinta que me resultaba familiar; todos trabajaban en silencio y del lado opuesto a la entrada se encontraba la sección de clientes donde había varias mesas para todo aquel que llegaba a revisar galeras, cartones, etcétera.

Desde el primer momento que entré a ese lugar me quise quedar; mi contrato en la UNAM fue de solo seis meses, así que me di a la tarea de hablar con los diseñadores Peggy Espinosa, Germán Montalvo, Bernardo Recamier, Efraín Herrera y Luis Almeida, quienes trabajaban en ese momento en Imprenta Madero y les ofrecí mi apoyo para poder quedarme ahí, evidentemente sin sueldo. Yo no sabía nada de diseño, al hacer las tareas que me asignaban no me detuve a reflexionar sobre cómo era la elaboración de aquellos ejemplares que salían de las máquinas offset, francamente no se me ocurría.

Después de un año de asistir diariamente como todos los trabajadores lo hacían (incluyendo sábados) y de haber adquirido un poco de conocimiento sobre la labor editorial, me acerqué a Vicente Rojo para solicitar trabajo; me remitió a José Azorín, quien era el director de la imprenta y me respondió que no había vacante pero que en la primera oportunidad me daría trabajo. Fue después de un año más que un día me llamó Azorín y me dijo que German Montalvo se iba y que su puesto estaba vacante, y así fue como inicié mi profesión: siendo asistente de Vicente Rojo. Imprenta Madero fue mi universidad y, francamente, estoy feliz de que se hubiera dado así porque el oficio fue mi aprendizaje, y mis maestros fueron Vicente Rojo y todos los que trabajaban ahí. Después de cuatro años apliqué en la Escuela de Artes y Oficios de Basilea, Suiza, y ahí estudié un posgrado en diseño gráfico.

Geometría emocional, 2004.
Cliente: Sebastian Escultor

¿Se reconoció la importancia de este trabajo?
Por fortuna, al regresar de Basilea ya tenía trabajo en una revista llamada Obelisco; fue interesante ver que poco a poco empecé a hacer contacto con las personas que había conocido en Madero, a través de Luis Almeida empecé a apoyar en la propuesta de diseño para la revista Artes de México —que habían diseñado Miguel Prieto y Vicente Rojo en su primer época—, al salir el número 0 de la nueva época y por el exceso de trabajo que tenía Luis me quedé a cargo del diseño de esta publicación y fue así como me inicié como diseñadora profesional.

Tiempo al juego, 2007.
Cliente: Cristina Kahlo

¿Cómo era el entorno cultural del país en ese momento?
Había un nacionalismo intenso, se hacía hincapié en lo tradicional mexicano y, al mismo tiempo, me parece que había más apertura de los jóvenes. Era una época en la que la juventud estaba atenta de los derechos de la mujer – por lo menos yo sentía que existía más libertad y mucho movimiento en todas las artes. Entre los años setenta y ochenta yo estuve fuera del país dos veces por largas temporadas, fue un periodo extraño para mí. 

Y, después, recuerdo un suceso que quedó marcado hasta el día de hoy: el terremoto de 1985, el cual dejó una dolorosa experiencia, pero sembró la semilla solidaria en gran parte de la comunidad artística, pues en el temblor del 2017 hubo muchas muestras de apoyo para los damnificados, con exposiciones y piezas donadas.

Jardín Onírico. Maribel Portela, 2008.
Cliente: Maribel Portela

Por entonces, todo el trabajo de diseño se realizaba manualmente. ¿Crees que con la llegada de los ordenadores has perdido algo, o crees que la esencia del diseño sigue siendo la misma, sin importar las herramientas?
Al principio me asustó la idea de iniciar otro aprendizaje porque estaba muy cómoda con la forma en que aprendí y, sí, me resistí a incursionar en el mundo tecnológico, pero he logrado usarlo bien, aprovecharlo. En muchos aspectos la computadora te permite tener acceso a múltiples funciones; sin embargo, las ideas, los conceptos y los sistemas para comunicar no vienen de la computadora, vienen de ti a partir de tu creatividad, experiencia: uno los crea.

Cuántica. Sebastian, 2013.
Cliente: Fundación Sebastian, A.C.

¿Crees que tu trabajo podría haber sido diferente si hubieras tenido acceso a todas las herramientas tecnológicas que tenemos hoy? ¿O no cambiaría en absoluto?
Creo que no, cuando menos en lo sustantivo. Las herramientas tecnológicas me han sido muy útiles y necesarias para seguir trabajando en estos tiempos, pero también me han rebasado, van tan de prisa que no logro estar al día con ellas. 

En cambio, los aprendizajes que tuve tanto en Madero como en Basilea me dieron las bases, bastante estables, para mantener mi calidad. Siempre uno va aprendiendo en cada proyecto, y el cuidado y atención que doy a mi trabajo me da la posibilidad de tener apoyos externos en cuanto a la tecnología se refiere. 

Me he concentrado en el diseño editorial y esto requiere incursionar en áreas que no se limitan al diseño únicamente; hay que saber pedir lo que se requiere en una imprenta, hay que interactuar con una gama de oficios que intervienen en ello, como son la traducción, la fotografía, reglas editoriales, contacto con los diversos clientes, etc. Pienso que es un trabajo muy completo.

El color en el arte mexicano, 2004.
George Roque
Cliente: Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

Mirándolo ahora, si pudieras, ¿hay algún trabajo propio que hubieras cambiado o hecho de otra manera?
Si ahora viera una publicación que diseñé hace veinte años tal vez cambiaría varias cosas, porque en aquella época formábamos con fotocopias lo que definíamos previamente para la realización de una publicación, nos tomaba a veces años finalizar un libro (fotocomposición); en la actualidad puedes modificar, expandir, abrir, cerrar con un clic. Sí, me hubiera gustado en ese entonces experimentar más con el conocimiento de ahora y aprovechar la facilidad de la tecnología; sin embargo, en su momento cada publicación que realicé la hice con la consciencia de dar lo mejor de mí.

Cantares mexicanos, 2011.
Miguel León Portilla
Cliente: Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM

En mi juventud tuve una necesidad vital de consumir revistas internacionales y publicaciones de diseño, como Graphis, Idea, Novum y otras, ya que en mi país (Brasil) no teníamos nada local. ¿Cómo ha sido esto en su caso particular?
Supongo que veíamos un poco lo mismo, conocía la revista Du porque en Madero la revisábamos mucho, “Du chiffre de Jacques Damase Editeur y Gustavo Gilli tenía varios libros interesantes, Basic Typography: design with letters, de Ruedi Ruegg, etc. en México todas las publicaciones que había sobre diseño, fotografía, arte eran muy caras y yo tenía poco dinero; pero en Suiza tuve acceso a muchas publicaciones sobre todo tipo de diseño y a mi regreso fui formando una pequeña biblioteca.

Rafael Coronel. Retrofutura, 2010.
Cliente: Talamontes Editores

¿El término «diseño», aplicado a todo y a todos, incluidos los nuevos edificios residenciales, parece una trivialización de esta profesión?
No sé si el término «diseño» se ha trivializado o simplemente ha ido cambiando la práctica del diseñar, según las necesidades de cada época. Lo que para mí es claro es que, en México, este término se usa más ahora que antes. Cuando inicié mi formación no se usaba mucho o, por lo menos, no en mi círculo. Cuando estuve en Suiza, en cambio, desde entonces el término «diseño» estaba claramente identificado como profesión.

Colección Pi. Serie 1 Trayectoria, 2014.
Gilberto Aceves Navarro y su visión irónica
Sebastian Escultor y las raíces de su geometría
Guillermo Trujillo y su realismo poético
Cliente: Fundación Sebastian, A.C.

Hoy me parece que hay un total desinterés de los jóvenes por la información, el conocimiento, etc. Milton Glaser decía que los estadounidenses desconocen todo lo que sucedió hace más de 5 años. Es un hecho que estamos viviendo un desastre cultural, no solo por lo que se ofrece sino también por la indiferencia de una parte de los jóvenes ¿Cómo lo ves en comparación con otras épocas?
Curiosamente los jóvenes de ahora tienen más acceso a muchas posibilidades que nosotros no tuvimos en su momento. Sin embargo, tengo el mismo sentimiento, no sólo hay desinterés, yo tengo la sensación de que hay una apatía no nada más hacia la profesión, sino en casi todo. En muchos casos, para los jóvenes lo importante es lo que traes, cuánto cuesta, cómo te ves, y así se pierden de lo más importante: la necesidad de aprender, la curiosidad por lo que pasa en el país de origen y el mundo, la curiosidad por descubrir nuevas cosas a partir de peguntas, de lecturas, de búsquedas.

Revista Artes de México, 1988 a 1991.
Cliente: Editorial Artes de México y del Mundo, S.A. de C.V.

La pregunta clásica: si tienes algún consejo que dar a la nueva generación de diseñadores, ¿cuál sería? ¿Y por qué?
El interés personal es fundamental, en esta profesión todo lo que nos rodea es de interés, la curiosidad se desarrolla, la creatividad se desarrolla; lo que forma es el trabajo continuo, buscar, observar, organizar ideas, trabajar, leer, escuchar música.

Colección Bital
Juan O’Gorman, 1999.
Cliente: Américo Arte Editores, S.A. de C.V.
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