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La columna de Joan Costa en Experimenta. Hoy: Ying-yang cibernético

La columna de Joan Costa en Experimenta. Hoy: Info-grafía

La columna de Joan Costa en Experimenta.

Si hacemos un listado con todas las piezas que componen una bicicleta y las sumamos, ¿obtendremos una bicicleta? Si ponemos todas las palabras del Quijote en una caja, la sacudimos y la vaciamos en una mesa, ¿saldría el Quijote?

He aquí porque el viejo proverbio chino “El todo es más que la suma de las partes”, nos engaña. Simplemente, porque las partes que forman un todo complejo no se suman. No pueden. No funcionarían.

Veamos. ¿Qué son las partes? Las “unidades separables” que forman el todo. Cada unidad en principio es autónoma: las ruedas, el manillar, las palabras, los signos de puntuación. Y cobran sentido cuando son ensambladas una parte con otra y todas en conjunto. El “patrón” sobre el cual se ensamblan las piezas formando una bicicleta, o el modelo mental que sirve para ensamblar las palabras del Quijote son bien diferentes. Y por eso cada uno funciona. No por las partes, sino por las relaciones interactivas que las vinculan. Por tanto, lo que articula las partes en el todo es la estructura: de la bicicleta o del libro. ¿Y qué es la estructura? El conjunto de las relaciones entre todas las partes.

Las partes del todo se relacionan entre sí de una determinada manera para que el conjunto funcione. Y esta·“manera” tiene sus propias leyes, llamadas leyes “de estructura”. Las partes del todo siempre son unidades más pequeñas, diferentes, autónomas y especializadas. Al ubicarse en la estructura y ensamblarse unas con otras, las partes se acoplan según las leyes de estructura. Y esas leyes están coordinadas con las “leyes de función”. De modo que hay una correspondencia lógica y operacionalentre la estructura y la función para la cual ha sido construido el todo.

Estructura y función constituyen un ying-yang cibernético, donde el adjetivo “cibernético” significa orientado a la mayor eficacia.

El paradigma de este concepto es nuestro propio cuerpo, con los elementos biológicos que lo forman y sus funciones basadas en los automatismos para la autorregulación. La teoría general de sistemas nos enseña que todos los sistemas, sean naturales o artificiales, genéticos o culturales, funcionan por estas mismas leyes de estructura y función. Por consiguiente, también el diseño gráfico funciona así.

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