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La columna de Luis Montero: Carne de tu carne.

La columna de Luis Montero

La columna de Luis Montero

«Honorables miembros del jurado.

«Sé que lo que voy a proponer va contra nuestras costumbres, contra lo que siempre hemos pensado. Y sé que aceptar mis argumentos va a suponer más de un quebradero de cabeza. ¡Tan inquebrantables son nuestros hábitos! Pero de lo que yo exponga aquí no quiero que extraigan sino una conclusión. Muy sencilla. Hannibal Lecter no es culpable de canibalismo. Eso es lo que quiero que retengan hoy.»

Carla Schmitt es una abogada excepcional, con un expediente académico intachable y una hoja de servicio llena de éxitos profesionales.

«¿Que ha comido carne humana, como anuncian a diestro y siniestro los medios de comunicación? ¿De verdad es por eso por lo que se está juzgando mi cliente? No. No es ese el problema al que hoy nos enfrentamos. Ese no es más que un muñeco de paja. Una mera distracción.»

Tras licenciarse en bio-derecho en la Universidad de Chile y tres posteriores Masters en Oxford, Harvard y la Universidad de Benarés, Carla había empezado su carrera en oscuros pleitos defendiendo las posturas más radicales de los grupos activistas bio-hackers.

«No, téngalo claro, Hannibal Lecter no ha comido carne humana. Nada de lo procesado por el aparato digestivo de mi cliente ha provenido jamás, repito, ¡jamás!, de un cuerpo humano. ¿Ha comido hígado humano? Sí. ¿Ha degustado cerebro humano? Sí. ¿Ha paladeado genitales humanos? También.»

Muy pronto alcanzó notoriedad en los círculos bioéticos por su defensa de las posturas bioliberales. Pero este era su primer gran caso público. El primero con el que salía en los telediarios y abría los principales blogs de noticias del país. Incluso había recibido amenazas de muerte en Twitter, el marchamo de prestigio definitivo hoy en día.

«Pero, a pesar de lo que falazmente promueve la acusación, ni esos hígados ni esos cerebros ni esos genitales provenían de un ser humano.»

Pero ella, fiel a su dedicación ciega a al cliente, se había negado a ocupar el espacio protagonista en el juicio. No había entrevistas ni buscaba titulares, por muchos beneficios que el ruido mediático le pudiera reportar. Esto no iba de ella, ni siquiera iba de la justicia; no, todo este caso iba de desentrañar un tabú. De abrir las ventanas post-religiosas para que el aire fresco airease el panorama ideológico.

«Porque esos hígados, cerebros y genitales son carne de diseño. Esos órganos no han nacido de la fecundación entre dos seres humanos, son resultado de una bandeja de petri. Del cultivo de células madre, las propias células madre del acusado además. Y si tal y como afirma la industria alimentaria comer carne de vaca sintética no es comer vaca, ¿no la anuncian así como producto apto para veganos?, comer carne humana artificial no es canibalismo.»

El jurado rechazó sus argumentos pero el juez tuvo que conceder: la jurisprudencia apoyaba su tesis.

Y tú, ¿qué opinas de la desacralización de la carne? ¿Crees que la carne de laboratorio es un producto cárnico o un producto de diseño? ¿Tu carne es tu identidad? Estaremos encantados de leerte desde el #DiseneticaExperimenta y @Disenetica en Twitter.

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