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“Entre concreto”: hormas urbanas

En décadas pasadas me encantaba observar cuando los constructores emprendían la restauración de algún edificio, colocaban una enorme tela en la fachada con una fotografía impresa del mismo inmueble, pero detrás de esa escenografía estaban los andamios, tuberías, cables, y los trabajadores se movían de uno a otro punto con sus carretillos cargados de concreto; o sea, detrás de aquella gran mampara sucedían cosas, acaecían quizás las contingencias cotidianas y el transeúnte ni siquiera se percataba de las vicisitudes que ahí podían ocurrir. Me parecía presenciar otra piel distinta de lo urbano, careta para la edificación que los constructores inventaron para curar los posibles escenarios del construir, cuando por lo general existe incomodidad y hasta ofuscación durante el proceso.

Fachada de TEORéTica y detalle de pieza de Darién Montañéz . Foto LFQ. 

Todo aquello me instigaba, y aún instiga, activa el pensamiento para reflexionar sobre lo implica el transcurrir cotidiano. Un día ya muy lejano se dijo (Platón, La República) que la vida urbana nació, en tanto todos nos necesitamos: el albañil, el arquitecto, el diseñador, el artista, el artesano, el escritor, el periodista, pero también el relojero, el hojalatero, el vendedor y comprador de dólares, el que dispensa los periódicos y en su táctica de venta canta –en la “opera” del día día-, los titulares de las noticias. Se trata de una “aria” donde tienen voz las texturas sonoras, visuales, olfativas, gustativas y táctiles de la vivencias diarias, y ahí existen sinestesias, lenguajes no verbales, kinésica y kinestésica que imbrican la comunicación humana. Nos necesitamos todos, el caminante, las señoras que se detienen a mirar las vitrinas de los negocios, el predicador que apropiándose de un ángulo del parque o la plaza clama por su credo, el vendedor de helados o de golosinas hace lo suyo y hasta el que todas las mañanas recorre este entramado con un carrito de supermercado, exprimiendo naranjas para ofrecer un complemento del desayuno. Todo esto significa profunda “intensión humana” que ocurre al otro lado de esas cartografías y caretas urbanas que están delante, atrás o entre sus “intersticios” de concreto.

Moe Satt . “Memory back abd forth”, 2011. Video y performance. Foto LFQ. 

Francisco Tún. “Sin título conocido, ca”, 1980. “Sin título conocido, ca”, 1983. “Sin título conocido, ca”, 1984. Facsímiles, cortesía de Colección Monesco (Guatemala). Foto LFQ. 

Lo expuesto en Teorética Arte + Pensamiento
Quizás por ello comprendo aquella fotografía adherida a la fachada intervenida con motivos arquitectónicos grecorromanos de Darién Montañez (Panamá 1977), quien sobrepone un fragmento de columna tirada, como si fuera parte de un dique a una distancia considerable delante de Panamá, la Capital, constructo vertical en contraste con la horizontal marina que se vuelve escenario del auge edilicio y lo que sucede en el corazón palpitante de nuestra vecina República. O aquel video de Moe Satt (Myanmar, 1983), el cual filma la gesticulación de los vendedores de comida y todo tipo de mercancías en el trajín callejero. Como también se comprende la naturaleza de la pieza de Helen Zeú Araya (Etiopía, 1987) “Manos alrededor de Yangón”, 2012, videoacción de quien exhuma los restos de su propia madre, en fuerte tensión dramática, en tanto donde existió el cementerio serán edificados nuevos espacios (Auge, los No Lugares), y cuyo monitor en el cual corre el video se dispuso dentro de un cajón de madera, para aludir a la morada final y signo más de la agitada transformación actual, cuando nos encontramos inmersos en procesos migrantes buscando alcanzar nuestro propio horizonte. También, al fondo de la sala, se muestra la instalación de Cao Fei (China 1978), escenarios de la “Second Life” escenificada en el gigante asiático, que implica factores económicos y la visualidad asumida en dichos lenguajes.

Helen Zeú.“Manos alrededor de Yangón”, 2012, video e instalación. 

Cao Fei. “RMB City: A Second Life City Planning”, 2007. Video / “Naked Idel in RMB , City”, 2010, video. Foto LFQ. 

Modelos de vida actuales
Fuimos y somos constructores de moldes o modelos donde calzan todas nuestras actividades humanas -tal y como lo predicó la psicología social de la segunda parte del siglo XX (Mischerlich), que en tanto fueron y son construidos con materias duras, como el concreto, tienen la propiedad de modelarnos en un fuerte interaccionismo simbólico.
Eso me dice que ese entorno habitacional o comercial que conocemos, se trasviste y adquiere otra corporeidad, que en el fondo tampoco conocemos. Decimos conocerla, pero a veces son escenografías ficticias que nos clavan un fuerte signo de interrogación. Quizás hasta ser un escenario como Villa Adriana, entre Tíboli y Roma, sueño del Emperador Adriano (Yourcenar), construida con ladrillos, piedras, morteros romanos a inspiración de todas aquellas “megápolis” que sus ejércitos conquistaron, y quizás hasta él se paseó por sus placitas y calzadas al lado de Hermógenes –su médico-, pero que en el fondo de todo aquel trasfondo cultural y político, él fue el conquistado en aquellos entretelones de la dominación y las hegemonías de la Antigüedad.

Alfredo Ceibal. “Kaminal, Naranjo”, 2009/2014. Corte Transversal, dibujo mixtas sobre papel y pared. (Detalles) Foto LFQ. 

Darién Montañez, “Matías Hernández, 2013, video.

“Entre Concreto”
Al avistar esta muestra curada por Inti Guerrero de TEORéTica, con actuantes conceptuales de varias nacionalidades y culturas, con materias duras o blandas, como un caminante y habitante más, nos confrontamos a dicha visión de escenarios donde el yo calza tanto como lo hace el tuyo, o cualquier otro individuo independientemente de su nacionalidad, condición política, religiosa o preferencia sexual, en tanto somos quienes a cada paso, marcamos la jugada.
Ahí encontré aquellos paisajes de un pueblo solitario pero de fuerte signo cromático de Francisco Tún (Guatemala 1948-1989) Sin título, 1983, acrílico sobre madera. Ahí también encontré la fabulosa metáfora urbana redibujada in situ por Alfredo Ceibal (Guatemala 1954), que se extiende más allá de los límites del papel, trazando en el muro visiones de nuevas utopías arquitectónicas reinventadas con evocaciones al pasado Maya: las deidades que sostienen el Axis Mundi o poderosa ceiba la cual marca el espacio vivencial de las cuatro direcciones cósmicas y eje que conecta el supramundo e inframundo. El video “Matías Hernández” 2013, tmbién del panameño Darién Montañez, atañe al nombre de un hospital psiquiátrico y un río donde flotan los desperdicios de una gran barriada del este capitalino panameño, para hablarnos de las problemáticas asociadas a la neurosis e esquizofrenia propias de la alta tensión urbana que nos afecta a todos.

Stephanie Williams. “Basamentos (ilustres) estacionados”, 2014, instalación. Foto LFQ. 

En todas estas visiones y prácticas sobre el nicho habitado, la horma vivenciada, coexisten tramas muy porosas de esta sociedad simbolizados por el cine, la tv, la fotografía, la realidad virtual, el glamour de los escaparates de su mega-malls; realidad del entorno existencial que nos implica en sus juegos de poder que instigan al disenso. Todas son una, indescriptible, la que es sustantivo o a la vez verbo, que a diario nos movemos en ella, que al construirla nos construye; es signo -como hemos repetido en este comentario-, gesto de la mayor intensión humana, donde nuestras conductas se disparan como vectores engatillados desde la dimensión interior de la mirada, la que cuestiona lo que tenemos delante, al lado, atrás, de cuyo germen soy portador, e intrinca cada posición en el ajedrez de esta sociedad.
Antes de concluir, extraño sensiblemente repasar el significado de la poética pieza de Stephanie Williams (Costa Rica 1987) hecha de tierra y pasto, modelada como un detalle del muro remanente del edificio donde en un tiempo se protegió el saber científico e intelectual de la Patria, la Antigua Biblioteca Nacional, pero que de la noche a la mañana terminó siendo sócalo perimetral de un parqueo de autos, como muchos edificios emblemáticos de nuestra San José, otro signo que se mueve por su calles y avenidas entre el asfalto o el concreto, y un tracto más de esta materia dura con que fue hecha, la innombrable Ciudad.

Vistas de la Sala de Teorética. Foto LFQ.

  

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