¿Qué pasaría si descubrieras que ese producto que valoras, que te agrada y del que sólo tienes buenas palabras, ocultase su origen? Imagina que un bien que abunda en tu región procediera de la otra punta del mundo, ¿Qué pensarías? Seguramente no sea una situación compleja de imaginar. En una era en la que un país recibe el apodo de “la fábrica del mundo” pareciera poco novedoso simular esta situación…pero, insisto, ¿Qué pasaría?
Pensemos entonces en ese producto que procede de oriente, pero cuyo origen desconocías. De repente, tus días de disfrute del producto, los atributos intrínsecos al mismo, su morfología, su acabado, su fiabilidad y buen rendimiento… ¡Todo! Todo se desvanece tras el gran titular: Fabricación china.
Percutiendo en la misma idea: ¿Qué pasaría con todos esos momentos de disfrute en los que en la intimidad del uso has refrendado tu decisión de compra? ¿Qué pasa con esas sentencias en las que afirmabas que ese producto era out of standing, hors catégorie… ¡la leche!?
Con este ejercicio de simulación sólo pretendo ilustrar lo complicado de la carga de valores existentes en un simple objeto. Desde los atributos más racionales y tangibles hasta los valores adquiridos tras la experiencia de uso. Y de repente entran en escena los valores culturales. Todo lo tangible se desmorona ante una asociación arraigada en nuestra base del cerebro. En lo que Sigmund Freud catalogó como subconsciente. Ese lugar en el que se realiza un prejuicio a un producto y que por su procedencia, este posee toda una serie de valores y connotaciones.
Pero seamos honestos; todos sabemos que afirmar que un producto, por estar fabricado en un país asiático, no tiene porqué tener una merma en términos de calidad. Del mismo modo que un producto fabricado en Alemania puede no ser fiable. Debemos mirar más allá del cliché. Sin embargo, es muy complejo romper con estos convencionalismos y asociaciones mentales. Las compañías lo saben y quizás por eso encontramos una distinción entre “fabricado en XXXX” frente al “diseñado en YYYY” -Por cierto, qué interesante poner el valor el lugar de la procedencia del diseño-.
Como las ramificaciones nerviosas. Estos valores se asemejan a ese pinchazo en la espalda que, sin saber cómo, se conecta con un picor en tu cabeza. Estas ramificaciones ponen de manifiesto la dependencia de multiplicidad de factores en pos de la credibilidad. Volvo, conocida firma del sector del automóvil, ha promulgado la seguridad como uno de sus valores de forma consistente desde hace décadas. En los años setenta impulsó el uso de los denominados “crash test” para medir el grado de seguridad de un vehículo de acuerdo a parámetros comunes. Antes, fueron pioneros en la implantación del cinturón de seguridad que hoy conocemos: el sistema de anclaje en tres puntos. Se afanaron incluso en trasladar la idea de seguridad a través de unas líneas de diseño robustas, con morros infinitos más propios de cabezas tractoras, siguiendo los postulados de la época: La forma evidenciaba la seguridad.
Hoy Volvo se integra parcialmente en un holding empresarial chino, el Grupo Geely, formando parte de un conglomerado de firmas entre las que se encuentran Lynk & Co, Polestar o Cao Cao Mobility.
Si desconocías este dato, es posible que en tu cabeza se esté librando una batalla por ordenar los valores culturales que hasta la fecha asociabas con esta empresa. Cabe señalar que más allá del titular, cualquier compañía como esta se cuida mucho de que la integración en un grupo se haga sin poner en riesgo el legado de la marca. Ocultarlo sería simplemente una torpeza. Y lo más importante; espero que este ejemplo sirva para romper el estereotipo asociado a la procedencia asiática.
Hoy, en 2025, me pregunto: ¿Qué ocurrirá en la cabeza de los consumidores en relación a los productos de origen estadounidense? Una industria sinónimo de innovación, calidad o liderazgo tecnológico, ¿Cómo gestionará las los debates sobre sostenibilidad, los conflictos geopolíticos o las tensiones comerciales?
En definitiva, ¿Será EE. UU. la próxima víctima de los mecanismos inconscientes de percepción? Juzguen ustedes.
