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Hipálage

Ojea.

Poco a poco, y lee.

Se producen en el transcurrir de las palabras encuentros casuales.

Entre esas casualidades, el lector y lo escrito coinciden.

Ellos alcanzan un punto de entendimiento que nos gustaría decir sobre lo mismo, o nos gustaría decir que es correcto, quizás reflexivo o intencionado.

Pero no lo es.

No.

Echa otra mirada a las palabras,

Textos y más textos, diferentes personas, psicólogos, aparejadores, autobuseros, economistas, diseñadores, sociólogos, amas de casa, obreros, taxistas, profesores, carpinteros, barrenderos… Todos hablan. Textos llenos de información, trabajados en mayor o menor medida, pero, después de todo, escritos. En todos se repiten palabras, muchas de ellas conocidas, más o menos, por el lector.

Entre ellas hay algunas que se repiten, mientras cambia el ritmo se modulan las oraciones y se construye lo dicho.

Se detiene,

Diseño,

La palabra “diseño” y el lector se encuentran.

Todas ellas le resultan familiares, pero en ninguna de ellas encuentra la familiaridad de lo conocido. Se parecen, pero no son iguales, significan distinto. Se entienden diferentes.

Palabras y más palabras,

Uno escribe, muchas veces sin pensar en los que leen. Pero uno escribe igual, y hay otras personas que leen. Se habla sobre cosas, pensando en unas ideas que cuando otro las lea deberían estar referidas a aquello en lo que pensamos. Pero no siempre es así, muy a pesar del que escribe, porque no todos hablamos de lo mismo.

Levanta la mirada, se ve rodeado de una infinitud de formas. Formas que cambian y se transforman mientras se construye lo dicho.

Objetos y más objetos,

El ojo se posa sobre ellos y el lector reconoce una palabra,

Función,

Uno diseña, es algo que le han enseñado, que le ha costado un esfuerzo aprehender. Pero lo hace. Uno diseña, muchas veces sin pensar en lo que diseña. En sus objetos, en sus resultados y en el papel de sus actos. Pensamos que los objetos están de acuerdo a las ideas que tenemos en la cabeza. Pero no siempre es así, porque uno diseña pero no todos diseñamos lo mismo…

Gira la cabeza a su alrededor, buscando otros como él. Todos parecidos, pero diferentes, iguales y diversos.

Personas y más personas.

Pero entre ellos alguien le reconoce a él…

Pretendemos que haya reflexión tanto en las palabras como en los objetos. Queremos que sean un punto de encuentro para las ideas y para las personas. Que haya un reconocimiento, igual que un rostro amigo. Que un lector despistado deposite sobre ese objeto, sus sueños e intenciones…

Muchas veces no nos damos cuenta de las repercusiones de nuestros actos como diseñadores.

Trabajamos sobre las ideas, sobre los sentimientos, los sueños, los desamores.

Objetos, ideas, conductas.

Diferentes palabras

Realmente,

¿Desde dónde trabajamos?
 

Un comentario en “Hipálage”

  1. Como creadores sociales (porque lo somos, nos guste o no), todos nuestros actos tienen una repercusión; trabajamos sobre sentimiento ya menudo se nos pide, incluso nosotros mismos nos pedimos, manipularlos. Manipular sentimientos, conductas, opiniones, reacciones. En cierto modo puede ser hasta poético o incluso reconfortante; pero también da cierto miedo, esa forma de alienar a los demás, igual que las palabras. A veces el diseño da órdenes.
    Es muy difícil que alguien de fuera reconozca en tu trabajo exactamente lo mismo que tú has depositado en él; la comunicación entre tú y tu obra no va a tenerla nadie, la complicidad cuando te la vuelves a encontrar, cuando te hablan de ella sin saber que es tuya.
    Yo lo encuentro satisfactorio.

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