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Álvaro Rojas: Arquitectura del proyecto vivo

Álvaro Rojas es un importante gestor de la arquitectura en Costa Rica, fundó en 1993 la Universidad del Diseño, y su Facultad de Arquitectura y Estudios Ambientales con un plan de estudios apoyado en múltiples relaciones con escuelas y centros de arquitectura a nivel mundial. En la actualidad está al frente del estudio Fo_Ro Arquitectos.

No existe mayor estímulo para nuestra armonía interior, que abrir una ventana hacia el paisaje natural, donde contemplar, respirar y deleitarse con el prodigio que se abre ante la mirada. Cuando visité a Álvaro Rojas en Ciudad (Villa) Colón (occidente del Valle Central) -y ante aquel jardín donde él construyó su casa y estudio-, me decía de su interés en hacer “arquitectura del jardín interior”; eso me parece construir un paliativo para el habitante urbano, tan sumido en el degrado de la ciudad actual, y sin poder escapar debido a los espesos flujos del tránsito que imposibilitan moverse de un punto a otro. Existe un problema urbanístico exacerbado, a pesar de las iniciativas municipales, que no impactan. Álvaro Rojas nos habla de la transparencia que debería existir entre el paisaje natural y el construido, y su pensamiento sobre sostenibilidad y urbanismo actual.

LFQ. En la memoria Mundaneum 2009, encontré un artículo de tu autoría titulado Paisaje Integral. Encuentro entre el ambiente natural y el ambiente construido. ¿Cómo potencializar dicho “encuentro”, para que se influencien uno al otro?
AR.
Se debe erradicar la visión actual sobre el concepto de paisaje como algo limitado a la percepción visual, es decir, una visión exclusivamente esteticista-visual del paisaje pues la estética plantea, además, valoraciones relativas: “la belleza está en el ojo del observador” (quae visa placet, según Tomás de Aquino).
Sabemos hoy que belleza es más que eso y yo teorizo que el paisaje es el conjunto espacial-material-sensorial-psíquico dentro del que vivimos y por el que transcurrimos, desarrollando una relación simbiótica entre humanos y el paisaje. El arquitecto italiano Mirko Sardini, Director del CCA (Canadian Center for Architecture) de Montreal lo llama “atmósfera.” A mi me gusta más Paisaje, posiblemente porque atmósfera es “gaseoso”, etéreo y abstracto mientras que Paisaje es más concreto, más físico, más “piel”, más cuerpo…, más parte de nosotros, sobre todo si lo entendemos como Paisaje Integral.
Paralelo a esto, debemos mejorar -en el caso de Costa Rica, “crear”-, la cultura paisajística…, algo que antes llamábamos cultura visual (de nuevo estancándose en lo visual y dejando por fuera los demás sentidos). El arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa, en su libro “Los ojos de la piel: Arquitectura de los Sentidos” (“The eyes of the skin: Architecture of the Senses”), alega que la supresión de los otros campos sensoriales ha llevado a un empobrecimiento de nuestro entorno, causando una sensación de desprendimiento o indiferencia y alienación o marginación.

Casa FO_RO Arquitectos, en Villa Colón, Provincia de San José, Costa Rica. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. Según explicas “Es evidente que los humanos vivimos en un abanico de paisajes, pero éstos son fundamentalmente dos: los naturales y los artificiales”. ¿De qué manera surgen y qué valores los fundamentan?
AR. Los artificiales, evidentemente, surgen en relación con los naturales que son primigenios. Aún los Neandertales y los Cro-Magnon modificaron la Naturaleza -hicieron inserciones artificiales, aún primitivas y menos invasivas por su estado, igualmente, primitivo-, pero indudablemente entraron en alguna relación de “choque” con lo natural.
Los valores sociales y económicos recientes y actuales han superado los valores espirituales, emotivos y artísticos, y han logrado la invención de mucha basura (ruido) ambiental…, mejor aún…, paisajística que ha causado lo que Pallasmaa asegura: alienación y marginación. Es decir, los humanos no nos sentimos parte del ambiente -de ninguno, ni el natural ni el artificial-, y esto es especialmente -y negativamente-, poderoso en los países más pobres y menos cultos, Costa Rica siendo un claro ejemplo.
Así, los humanos somos esos “mediadores” (o potencializadores) que vos insinuás en tu pregunta. La Naturaleza -de la que somos parte-, por sí sola no puede cambiarnos. Somos nosotros los que podemos y debemos propiciar ese “encuentro” al que aludo.
Esto será posible, únicamente, por la vía de la educación de los ciudadanos y, específicamente, de los que somos (ir)responsables de la construcción del ambiente artificial y de su relación ya sea con lo natural o con lo existente construido por humanos pero con gran sensibilidad y destreza. Es decir, debemos educar y educarnos en cómo lograr inserciones “amorosas” de cualquier tipo en los paisajes.

Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. En todo “encuentro” detona algo para que sea memorable; si de dicho encuentro emergemos igual, perdimos el tiempo. ¿Qué estrategias tienes capaces de propiciar esa mirada y a la vez amar lo mirado, para que se produzca un cambio de actitud para con la naturaleza?
AR. La única forma de cambiar el statu quo es por medio de una revolución educativa. No veo otra posible. Así que las estrategias están a la vista: innovación en los procesos de enseñanza-aprendizaje desde el maternal hasta los doctorados universitarios.
Se debe regresar a los conceptos generalistas y humanistas. Al Pensamiento -y erradicar los procesos de memorización de información innecesaria. Con buen análisis crítico de nuestras realidades, se llegará a la verdadera comprensión de la situación. Con la información y tecnologías actuales, y las decisiones políticas y económicas necesarias, se podrá cambiar todo (o mucho) para alcanzar altos niveles culturales. Esto llevará al cambio de actitud, por conocimiento y no por condicionamiento “pabloviano.”

LFQ. ¿Se pueden enseñar y aprender esas estrategias?
AR.
Si se enseña, además, que el Paisaje Integral, ese mundo que habitamos es una extensión de nuestros seres, de nuestros cuerpos o nosotros parte integral de él, podríamos llegar a tener sentimientos profundos por él…, algo así como el amor de Polyfilo por la arquitectura, el paisaje y los jardines. (Polyfilo es el personaje central de “Hypnerotomachia Poliphili” por Francesco Colonna – de quien se dice que estaba sexualmente obsesionado con la arquitectura, el paisaje y la vestimenta).
Joscelyn Godwin, traductora de esta novela erótica del siglo XV, bien dice que “Eros/Cupido/Amor es el dios que enciende el deseo por la belleza de todo tipo. Coincidentemente, Alberto Pérez-Gómez, arquitecto y teórico-crítico de la arquitectura, en su libro “Built Upon Love: Architectural Longing after Ethics and Aesthetics” (“Construido sobre el Amor: Deseos Arquitectónicos en pos de la Ética y de la Estética”) plantea “la revelación de los orígenes del significado arquitectónico en el deseo erótico y sus manifestaciones culturales, la cual tiene importantes antecedentes en la historia de la arquitectura Occidental, particularmente en la novela intitulada Hypnerotomachia Poliphili, publicada en Venecia en 1499.”
Es decir, necesitamos “amar eróticamente” nuestro mundo. Si logramos eso, salvaremos el Planeta y a nosotros mismos.

Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. Ante la universalidad de los lenguajes y posturas respecto a la ciudad y la arquitectura, ¿qué significa “encontrar” e innovar en arquitectura y diseño?
AR.
“Encontrar” e innovar, según yo, están absolutamente ligadas, sobre todo si estos conceptos son vistos dentro de las estructuras culturales construidas en un medio específico. Como costarricense que habito Costa Rica -podría habitar otro lugar del mundo- y como “jugador” en nuestro medio, éste me interesa por encima de todo lo demás. Es por el único que puedo pretender hacer algo…, poner mi granito de arena.
Así, este medio nuestro (¿Paisaje Integral?) está constituido por las intervenciones más mal educadas y criminales cometidas contra la Naturaleza y, paradójicamente, contra nosotros mismos y contra lo poco bueno artificial que teníamos. Esto es común en los países pobres e incultos en estas cosas, donde impera el caos y la anarquía, bajando desde las esferas políticas y debido a malos sistemas educativos.
Pero me estoy separando de la intención de tu pregunta.
Pienso que la arquitectura y el diseño, en estos tiempos marcados por la “pérdida de la inocencia”, como diría Umberto Eco, deben surgir desde nuevos lugares: los nuestros. Aparece la innovación, precisamente, por “encuentro.” Innovación, en nuestro medio, es con lo nuestro y con lo universal. Lo que yo llamo “Glo-cal.”
Lo que sigue sonará a “herejía” en nuestro mundo del diseño pero aquí voy.
Lo que sabemos y “adoramos” -en el sentido prácticamente religioso-, es el diseño moderno; aquel que nos heredaron los europeos y luego los gringos y los japoneses y otros que lo adoptaron sin cuestionamientos ni miramientos. Como bien dice el arquitecto y escultor estadounidense James Wines, lo que pasa es que esas teorías tienen más de 100 años y nuestros tiempos son diferentes.

LFQ. ¿Cómo se han asumido esas influencias?
AR.
Para empezar, esa suerte de “colonización” ya debió haber desaparecido y nosotros los de los países todavía desafortunadamente periféricos ya hemos descubierto que somos diferentes a los países colonizadores, a los países ricos, a los más viejos y más maduros, sí…, pero vuelvo a Eco: ya no somos los inocentes recién paridos de antes; ya estamos, al menos, en la pubertad de nuestro ser. Ya nos reconocemos como propios con realidades distintas -buenas o malas-, a las de aquellos otros. Además, nos hemos dado cuenta que no todo lo que hacen aquellos ha estado bien. Es más, mucho ha estado -y sigue estando-, muy mal…, para ellos y para nosotros. Prueba de ello es la reciente crisis económica y la que se anuncia, ambas fabricadas por aquellos. Entonces, ¿por qué seguimos venerándolos y repitiendo lo que ellos hacen mal o bien, aún cuando sabemos que mucho de eso no tiene cabida sensata en nuestros lugares?
El auto reconocimiento de que somos entes como aquellos pero con estructuras propias (en todo), debe volcarnos a nuestras propias búsquedas y consecuentes encuentros.
Claro…aquellos elementos universales…, ¿la sección áurea?…, ¿la serie Fibonacci?…, o la que propone el físico matemático Nikos Salíngaros en su libro “A Theory of Architecture”, un sistema de jerarquía de escalas y reglas de escalas basadas en objetos naturales que tienen diferenciaciones de una proporción cercana a 2.7 desde lo más grande hasta lo más pequeño…, no importa cual mientras aparezca en cualquier lugar del Universo, éstos sí los debemos considerar, investigar y experimentar.
Pero aquellas reglas artificiales inventadas por, por ejemplo, Le Corbusier, para la arquitectura…, aquellos cánones fundamentalistas que establecían que había “cinco puntos de la arquitectura”, a saber: (1) la planta libre, (2) la terraza-jardín, (3) los “pilotis”, (4) la ventana longitudinal y (5) la fachada libre, los debemos desterrar de nuestras visiones de las arquitecturas actuales. Las resultantes cajas de este credo nada tienen que hacer, por ejemplo, en el trópico costarricense donde simplemente no funcionan en ningún aspecto: ni el técnico ni el cultural ni el ambiental.

Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. En el texto de Mundaneum 2009 expresas una idea que me parece central a la arquitectura y el urbanismo: “Claro está que necesitamos un cambio de paradigma, uno en el que los humanos nos demos cuenta que no podemos vivir sin Naturaleza y belleza en nuestras ciudades y pueblos, no para atraer turistas, si no para vivir nuestra vidas”. ¿Cuál es el rol del arquitecto ante esa necesidad de vivir nuestras vidas?
AR.
El arquitecto, si es bien educado -en la escuela de arquitectura-, es vital porque aún en Costa Rica, cada vez tiene más participación en la construcción del paisaje artificial. Lo que pasa es que la enseñanza de la arquitectura en Costa Rica, aún hoy a casi 40 años de su inauguración, anda muy mal. Son pocas, poquísimas las escuelas de arquitectura ticas donde nuestra disciplina se sabe enseñar-aprender.
Sin embargo, debo decir que no todo es culpa de nuestra profesión. La pésima realidad arquitectónica y urbanística en Costa Rica se la debemos a la asociación de malos e incultos políticos y desarrolladores inmobiliarios con profesionales de la arquitectura y la ingeniería. Y a la muy mala educación en todos los niveles.
En Costa Rica los políticos no reconocen los valores y fuerzas culturales (y otras) de la arquitectura. El Estado no hace arquitectura, solo construye. No hace concursos públicos arquitectónicos; contrata firmas con muchos metros cuadrados construidos pero sin demostrado conocimiento de la excelencia en arquitectura. Cero poesía.
Cuando las escuelas de arquitectura enseñen lo que Vitruvio plantea que se necesita para ser arquitecto y cuando se acerquen a lo que se enseña en las buenas escuelas de Europa, Estados Unidos, Japón, Argentina, Chile y otros países, entonces los arquitectos costarricenses podrán aportar al desarrollo de este país.

Jardines interiores dela Casa FO_RO. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. Concluyes, en el mencionado artículo: “… debemos saber que lo que diseñamos es PAISAJE, que cada una de nuestra obras, pequeña, mediana o grande, urbana o rural, entra en relación simbiótica con la Naturaleza y con la gente y su psique”. ¿Cómo se diseña el paisaje? ¿Qué implicación emocional posee diseñar el paisaje, para que afecte positivamente la “naturaleza interior” que nos brinda armonía, paz, amor hacia la naturaleza?
AR.
Me refiero, principalmente, al paisaje artificial construido en la ciudad o en los sub-urbios (así con guión) o en el campo o en la playa. No hay una receta como la de Le Corbusier u otros pero pienso que el íntimo conocimiento de las estructuras del lugar: el espíritu del lugar (Genius Loci) y el espíritu del tiempo o de la época (“Zeitgeitz”) nos da las herramientas para diseñar el paisaje.
Sin embargo, el paisaje debe ser de “aquí y de ahora.” Eso implica gran experimentación en manifestaciones, en el caso de Costa Rica, principalmente tropicales y ahora “verdes.” La estética de hoy debe supeditarse a estas realidades y no al revés.
Tu pregunta sobre las emociones necesarias para diseñar el paisaje o para que éste refuerce lo que denominás “naturaleza interior” demanda una respuesta muy amplia. Hay un gran espectro de posibilidades pero todas deben asegurar lo poético, lo armonioso, lo silencioso. Tengo una frase -no muy poética, por cierto: “entre menos chuches mejor.” La arquitectura y el diseño deben ser humildes…, lo cual no es fácil pues los arquitectos y los diseñadores tendemos a ser dominados por unos egos descontrolados. Armonía, paz y amor, a mi manera de ver las cosas, exigen humildad. Nuestro confuso mundo “pseudo-quasi-semi” occidental no nos prepara para la humildad, desafortunadamente.

Interno de la Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. Y, otra actitud de transformación que estimula tu discurso es:
“Nosotros no hacemos obras inanimadas; todo lo que hacemos está en permanente sinergia con los humanos y con la Naturaleza”. ¿Es esa tu idea de una arquitectura viva, verde, y de sostenibilidad?
AR
. Parcialmente. Lo que quiero decir es que ahora TODO lo que hagamos debe ser diseño “a todo D.A.R.” -Diseño Ambientalmente Responsable. Diseño, en este caso, es todo lo artificial que actúa sobre lo natural y sobre lo artificial existente…y sobre los humanos.

LFQ. Una de los actitudes de la arquitectura contemporánea es que el afuera influencie el adentro, que el entorno afecte el paisaje interior y viceversa, digo, como proyectar el adentro hacia el afuera. ¿Qué implicaciones considerar al respecto?
AR
. El afuera y el adentro son simbióticos. Eso es lo que se ha perdido. Los arquitectos y los diseñadores crean “chunches” pero, desafortunadamente, enfatizan lo visual y lo plástico-formal porque en las escuelas de arquitectura y de diseño se les ha lavado “el coco” convenciéndolos que la forma es lo importante y lo demás secundario. Así, diseñan el aparato y su piel y después lo demás. Los arquitectos son, especialmente, (ir)responsables en este sentido. Se olvidan de la Historia, de la Cultura, del Clima y, en general, de las condiciones específicas del lugar que guían las concepciones integrales interior-exterior en la arquitectura. No saben que hay un espíritu que se llama “Genius Loci.” Así, por ejemplo, todas esas cajas de vidrio o cajas blancas sin protecciones y sin claroscuro y con techos al revés, surgen de los impulsos internacionales y no de los lugares locales. Al contrario de la idea de Richard Serra de hacer escultura “específica al sitio” (site specific), los arquitectos implantan chunches que parecen OVNIs caídos del espacio sideral.
Las casas urbanas josefinas, por ejemplo, tenían jardines o patios interiores, una reinterpretación del impluvium romano porque ayudaban climática y ambientalmente. También tenían el “hall-comedor”, usualmente con cielos muy altos y lucernarios para permitir la luz cenital que entra con mucho menos calor y menos brillo. Esas eran respuestas lógicas y bellas al medio tropical. Ahora todo eso se resuelve con aire acondicionado y con iluminación artificial o con tragaluces que no funcionan en el trópico porque introducen calor.

LFQ. ¿Se deben repensar esos conceptos?
AR.
La arquitectura en el trópico es absolutamente de conexiones espaciales interior-exterior. Demanda claroscuro, demanda protecciones a las superficies horizontales y verticales, espacios vivibles tanto adentro como afuera. Parece mentira, pero algunos extranjeros comprenden esto rápidamente al llegar a Costa Rica. Entre lo primero que dicen es que sus proyectos deben permitir vivir más afuera que adentro. Claro, esto no es aplicable a todos los proyectos. Un edificio de oficinas urbano es más difícil de resolver así pero, pensándolo bien, podríamos investigar y experimentar con fachadas que se abren y permiten que más exterior llegue al interior. Claro, aquí tenemos mucha contaminación ambiental (humo, polvo, ruido, etc). Pero la idea es interesante. Los patios interiores son un gran recurso.


Sala de estar, Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Julián Trejos.
 

LFQ. Si brindamos respeto, contemplación, amor hacia el bosque, el árbol, la biodiversidad, por los beneficios que nos brindan: mejor aire para respirar, sombra, paisaje, materiales cosechados con sostenibilidad estaremos mejorando la vida de todas y todos, con todo lo que ello implica. Aquella idea de la sociología de los sesentas y setentas del siglo pasado, de que lo que hacemos nos hace. ¿Cuáles serán las nociones futuras del ser humano dentro de un hábitat verde? ¿Estaremos impactando la evolución?
AR.
Si en serio queremos salvar el Planeta y a nuestras futuras generaciones hay mucho que hacer. Me temo que uno de los temas más importantes es controlar el tamaño de la población y otro es reducir la pobreza sustancialmente. No soy experto en cuestiones demográficas pero la “lógica campesina” me dice que ni la Tierra ni sus sistemas político-económicos tienen la capacidad de dar felicidad a 7 mil millones de personas y mucho menos a 10.5 mil millones para 2050 y más después de eso. ¡¡¡En estos momentos la mitad de la población mundial, más de 3 mil millones de personas, viven con menos de $2.50 por día!!! ¿Viven? Esto es, también, un problema de diseño. ¿Cómo asegurar calidad de vida, vivienda digna, ciudades amables para tanta gente?
A mi se me hace que diseñando edificios y objetos más verdes apenas toca un ínfimo porcentaje del pastel. Pero hay que hacerlo pues cualquier acción aunque sea pequeña será una contribución.
Yo pienso que si muchos arquitectos y diseñadores nos dedicáramos a diseñar para los pobres, sí tendríamos un impacto y se aceleraría el cambio hacia un Planeta Verde e impactaríamos constructiva y positivamente la evolución. Mientras tanto, estamos involucionando.

Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Álvaro Rojas.

LFQ. ¿Tienes algún ejemplo que lo clarifique?
AR.
Nada más veamos la situación de Costa Rica. Aquí vamos “pa’tras como el cangrejo.” Eso es, precisamente, involución.
Leí hace muchos años que don Oscar Arias –ex presidente del país-, decía que Costa Rica sería un país desarrollado antes de que acabará el siglo XX. Luego leí que dijo que sería unos años después. Doña Laura Chinchilla –actual Presidenta-, dijo algo parecido…, si mal no recuerdo que para el 2021, así como que sería el primer país C-Neutral. Es más, me parece que el Ministerio Planificación trabaja en un plan para desarrollar el país antes del 2021.
Eso es absolutamente imposible. ¡Solo nos quedan 10 años en un país donde todo dura 30! Y no solo porque Costa Rica, como digo yo, es el país donde lo posible es imposible gracias a las anacrónicas y vulgares actuaciones políticas y burocráticas, si no porque este país está destrozado en casi todos sus ámbitos. Lo que se había alcanzado hasta los tempranos años 70 se desmoronó. No me referiré a campos que no domino. ¡Zapatero a tus zapatos! Veamos solamente el paisaje artificial que hemos construido -¿destruido? Prácticamente todo es desastroso: los edificios, las casas, los barrios, los condominios cerrados, las carreteras, las calles, las aceras, los cordones de caño y todo lo que constituye físicamente los pueblos y las ciudades costarricenses son atentados terroristas constantes y continuos en contra de la Naturaleza y de los habitantes. Y no estoy hablando de estética, aunque ella es, también, víctima de los ataques.
Jamás será posible reparar el daño, al menos no en plazos consistentes con la vida de quienes habitamos el país en estos momentos. Es imposible que todo esto se cambie en menos de 100 años. Habría que inventar una nueva forma de gobernar y que dinamitar un enorme porcentaje del paisaje artificial y esto sería un acto inconveniente respecto a la Naturaleza, a menos que pudiésemos utilizar la energía requerida para la “remodelación” y sus escombros para reconstruir de una forma ambientalmente responsable el nuevo paisaje artificial “a todo D.A.R.”

Jardínes del espacio Casa FO_RO Arquitectos. Fotografía Sylvia Fournier.

LFQ. ¿Qué soluciones pueden recuperar esa dimensión de habitabilidad de las ciudades?
AR.
Hoy leí una entrevista a mi amigo el arquitecto y urbanista catalán Josep María Llop quien dice que lo que hay que hacer es desarrollar ciudades intermedias. Tengo años de decir lo mismo sin llamarlas así. Pienso que debemos hacer crecer, planificadamente, ciudades como Limón, Puntarenas, San Ramón, San Isidro del General y otras para que la gente no se venga a vivir a la región central de la GAM. Si estas ciudades pequeñas se convirtieran en lugares bellos, dignos, seguros, con fuentes de trabajo, multifuncionales, etc., mucha gente vecina se iría a vivir a ellas y también habitantes de la GAM. Eso también permitiría reconquistar el espacio en San José y alrededores.
Y, paralelamente, la reconquista de los bosques. Imaginemos que las ciudades, como Portland, Oregón en Estados Unidos, se limiten en sus extensiones. Se prohíbe construir más allá de cierto radio del centro. Todo lo demás es bosque y campo. Se prohíbe construir en el campo y en el bosque. Así es en Dinamarca.
Ese es el futuro que necesitamos y debemos demandar.

Arquitecto Alvaro Rojas.

LFQ. Freud decía que todo pensamiento es una mirada puesta en el futuro, por lo tanto es una visión en prospección: una mirada puesta en un proyecto vivo, activo, que puede cambiar actitudes. En este acercamiento al pensamiento del arquitecto Álvaro Rojas, hemos puesto muchas miradas en el entorno, en la arquitectura como activadora de la relación entre el ser humano y la gran creación del Dios Supremo que llamamos Naturaleza. Actuemos, pues, en actitud de “espera esperanzada” en una transformación que mejore la vida y el entorno; ahí, la arquitectura y el diseño tienen mucho que aportar.


 

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