«Sling es una silla en la que hundirse, leer un libro o acomodarse para una conversación».
Los diseñadores británicos Sam Hecht y Kim Colin, socios fundadores de Industrial Facility, son los responsables de un asiento tan atractivo como difícil de etiquetar. Se trata de Sling, una especie de butaca sin reposabrazos, de cuyas robustas patas se desprenden, por la parte superior, un par de varillas curvas que sirven como marco para un asiento de lino natural tensado en forma de hamaca —sin duda su rasgo más distintivo—; y por debajo, dos más, que funcionan como apéndice estabilizador de toda la estructura. Este contraste asimétrico, casi disonante, dota a la propuesta de esta prolífica pareja creativa, de un espíritu desenfadado sin caer en la informalidad. «La comodidad es una prioridad. Sling es una silla en la que hundirse, leer un libro o acomodarse para una conversación. Es lugar para relajarse por completo, sin dejar de participar», comentan desde el estudio.
Sus dimensiones nada despreciables (74 x 62,5 x 67,2 cm), le permiten funcionar en solitario o en conjunto solo si se trata de ambientes amplios. La nota especial de esta atractiva pieza, ideada exclusivamente para la editora danesa Takt, es su austera configuración para optimizar el almacenamiento y transporte preventa. «Cuando recibimos un pedido, enviamos el producto desde nuestro almacén central en Dinamarca. Solo así podemos vender a un precio justo y hacernos responsables de nuestros piezas en todas sus instancias», comentan desde la editora danesa acerca del valor de concebir productos fácilmente apilables.
