“La habilidad de algunos dispositivos para producir textos coherentes no es garantía de fiabilidad. Se dice que pueden generar afirmaciones que a primera vista parecen plausibles, pero que en realidad son infundadas o delatan prejuicios. Esto crea un serio problema cuando la inteligencia artificial se emplea en campañas de desinformación que difunden noticias falsas” (Francisco, 2024).
I
Otto Stelzer recordaba en Kunst und Photographie que tras la aparición del daguerrotipo fue inevitable que los pintores quisieran evitar la catástrofe que se avecinaba. “Los artistas parisinos recogieron firmas en una ingenua petición al Gobierno con el objetivo de que prohibiera la fotografía por considerarla competencia desleal. Al frente de esta campaña estaba nada menos que Jean-Auguste-Dominique Ingres” (Stelzer, 1966, 36).

Es frecuente recordar el indudable impacto que la fotografía tuvo sobre la pintura hace casi doscientos años para intentar quitar hierro a las amenazas de las nuevas tecnologías sobre el arte y la ciencia. La fotografía no acabó con la pintura, pero el arte del siglo XX no se explica sin su influencia.
Algo similar sucedió con las calculadoras electrónicas y, un poco más tarde, con los ordenadores personales, que despertaron grandes recelos en los ambientes académicos. En todo caso, gracias a esos dispositivos, tareas para las que antes era necesario emplear mucho tiempo pudieron realizarse en pocos minutos. En 1991, la Voyager Company comenzó a vender libros electrónicos en discos magnéticos de 3,5 pulgadas para usuarios de Apple Macintosh, los únicos dispuestos (por razones que no es necesario explicar) a comprar un producto tan poco innovador. En realidad no eran más que archivos de texto, como los del proyecto Gutenberg, con herramientas parecidas a las de Word Perfect. De cualquier modo, las búsquedas hicieron posible una nueva forma de analizar los textos, tal como explicaba un ferviente admirador de aquellos libros electrónicos:
“Leyendo El retrato de Dorian Gray di con la palabra juventud, una de las ideas importantes del libro […] De repente, me di cuenta de las pautas y las agrupaciones de la palabra, de las distintas maneras en las que Wilde las usa” (Matazzoni, 1993).
El texto digital permitió disponer de datos imposibles de recopilar a partir del papel impreso y cuantificar las relaciones entre palabras en una obra literaria en cuestión de minutos. Muchas investigaciones académicas puramente cuantitativas (pero muy valoradas) quedaron sin sentido.
II
El mayor miedo que suele despertar cualquier innovación tecnológica (al igual que sucede hoy con la inteligencia artificial generativa) es que acabe con oficios tan solidamente establecidos como era el de los pintores de retratos a mediados del siglo XIX. Ese es uno de los riesgos de la irrupción de ChatGPT, DeepSeek y otros herramientas similares que acabarán con muchas profesiones y con los métodos de enseñanza que han sustentado sus sistemas de formación.

Miles de millones de personas se ven obligadas a interactuar con sistemas de inteligencia artificial para desarrollar su trabajo cada día. Además, “Google bombardea a los usuarios con resúmenes generados por IA a partir de las búsquedas” que suelen incluir una advertencia tras cada resumen por la que no se hace responsable de los errores (frecuentes) que se incluyen en esos extractos (Wong, 2025). La inteligencia artificial generativa tiende a producir textos convincentes, pero no conclusiones definitivas. En realidad, “organizan patrones de palabras que parecen creíbles a partir de unos pocos datos” para la mayoría de los usuarios (Wong, 2025). Del mismo modo, algunas aplicaciones pueden crear imágenes convincentes con un elevado grado de realismo, como sucede con Clothoff. que genera imágenes pornográficas a partir de fotografías de personas conocidas (Hoppenstedt y Milatz, 2025).
Pero no son esas sus únicas desventajas. Su acción sobre el comportamiento humano en los procesos de aprendizaje tendrá consecuencias mucho más inquietantes que no son fáciles de prever.
III
Hace unas semanas, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) publicó un documento (pendiente de evaluación académica) sobre el impacto de la inteligencia artificial en la actividad neuronal de los estudiantes (Kosmyna et al. 2025). Durante varios meses, los investigadores dirigidos por Nataliya Kormina examinaron el esfuerzo necesario para redactar un ensayo en la prueba de acceso a la universidad en Estados Unidos.
Con ese objetivo analizaron la actividad cognitiva de unos cincuenta voluntarios organizados en tres grupos. El primero de ellos debía redactar el texto sin utilizar ningún dispositivo digital. Un segundo grupo utilizaría Google y el material al que pudiera acceder con esa herramienta. Por último, el tercer grupo llevaría a cabo el trabajo usando exclusivamente ChatGPT. La tarea consistía en redactar durante veinte minutos un breve ensayo, a razón de tres diferentes por sesión.
Los investigadores midieron las diferencias en la capacidad cognitiva (viendo qué zonas del cerebro eran más activas) y las conductas provocadas por el uso de las búsquedas en Google o por la utilización de ChatGPT. Para ello, “los voluntarios fueron sometidos a un registro neurofisiológico mediante una serie de electrodos y sensores” que medían su actividad neuronal (Kosmyna et al. 2025).
Según parece, los resultados no dejan lugar a dudas. La conectividad cerebral disminuye cuando se utilizan herramientas digitales, especialmente con una aplicación como ChatGPT. Por el contrario, el grupo que no dispuso de ninguna tecnología mostró “redes neuronales más sólidas y extensas”. Cuanto mayor era el apoyo tecnológico, menor fue la cantidad de zonas activas en el cerebro, de tal manera que el grupo que utilizó ChatGPT redujo su amplitud cognitiva en casi un 55 %.

Por otra parte, quienes hicieron uso de Google mostraron una mayor actividad en el córtex occipital y visual, lo que explica que la actividad se centrara en la búsqueda de información visual durante la fase de recopilación de datos. Aunque los usuarios de ChatGPT también se valieron de pantallas, no presentaron niveles comparables de activación visual en la medida en que ChatGPT reduce la necesidad de seleccionar contenidos simbólicamente relevantes. Por último, el grupo que no utilizó ninguna herramienta digital mostró una mayor actividad “en las regiones del cerebro implicadas en la integración semántica, la ideación creativa y el autocontrol ejecutivo” (Kosmyna et al. 2025). En definitiva, aunque el uso de GhatGPT aumentó el rendimiento (porque permitió incluir más información), el trabajo se llevó a cabo con una menor actividad intelectual.
Pero lo más llamativo de toda la experiencia es que quienes habían utilizado ChatGPT eran incapaces de mencionar aspectos esenciales de sus propios documentos y apenas podían citar las referencias incluidas en ellos. Por el contrario, quienes elaboraron sus trabajos sin ninguna ayuda digital, recordaban con gran exactitud lo que habían escrito, al margen de la calidad de sus contenidos.
El estudio concluía que “cuando los participantes reproducen sugerencias sin evaluarlas, no solo renuncian a la propiedad de las ideas, sino que también corren el riesgo de interiorizar perspectivas superficiales o sesgadas” (Kosmyna et al. 2025). Los resultados mostraban que la excesiva utilización de las herramientas de inteligencia artificial debilita la memoria debido a que aceptamos de forma inmediata (y acrítica) muchas de las propuestas que nos hacen.
IV
Las conclusiones de una experiencia de este tipo ponen de relieve el conflicto que supone para los docentes valorar el esfuerzo frente a los resultados. En cierto modo, el trabajo intelectual a que obliga cualquier actividad humana es motivo de elogio, incluso cuando el rendimiento no es muy satisfactorio. La fuerza de voluntad permite afrontar grandes desafíos y mejorar sus competencias con el aprendizaje de técnicas y planteamientos teóricos desconocidos.
Como cualquiera sabe, fotocopiar un libro no es lo mismo que haberlo leído. Del mismo modo que el dibujo tradicional permite comprender la realidad que nos rodea de una forma más certera, leer y analizar documentos obliga a un esfuerzo intelectual que contribuye a mejorar nuestra capacidad para relacionar conceptos y sacar conclusiones.

El objetivo de la educación no es solo proporcionar conocimientos. Es, ante todo, dotar a las personas de métodos para reflexionar sobre los problemas y afrontar su solución (Rittel, 1972). Como señala Barry M. Katz en una entrevista que aparecerá en el número 101 de Experimenta, “el trabajo de los alumnos consiste precisamente en convertir problemas simples en complejos”. Eso no garantiza mejores resultados pero solo así es posible comprender la dificultad de los problemas y poner en práctica procedimientos que contribuyan a su solución (Katz, 2025).
Referencias
Grierson, Jamie (2023) “Photographer admits prize-winning image was AI generated. German artist Boris Eldagsen says entry to Sony world photography awards was designed to provoke debate”, en The Guardian, 17 de abril de 2023.
Hoppenstedt, Max y Marvin Milatz (2025) “Using AI to Humiliate Women The Men Behind Deepfake Pornography”, en Der Spiegel International, 1 de julio de 2025.
Katz, Barry M. (2025) “Hacia redefinición del éxito y el fracaso en el diseño”, entrevista con Eugenio Vega, en Experimenta 101.
Kosmyna, Nataliya et al. (2025) Your Brain on ChatGPT: Accumulation of Cognitive Debt when Using an AI Assistant for Essay Writing Task. MIT Media Lab.
Le Grand Continent (2025) ChatGPT est-il en train de casser le cerveau humain ? Cin points squr le preprint du MIT sur les effets de l’IA, en Le Grand Continent, 19 de junio de 2025.
Matazzoni, Joe. (1993) Libros a nueva luz, en Publish. Vol. III. nº 24. Madrid.
Rittel, Horst W.J. (1972) “On the Planning Crisis: Systems Analysis of the First and Second Generations”, en Bedrifts Okonomen, no. 8, octubre de 1972.
Stelzer, Otto (1966) Kunst und Photographie. Kontakte, Einflüse, Wirkungen. Múnich. Piper & Co.
Whiddington, Richard (2023) “A Photographer who found Instagram fame for his striking portraits has confessed his Images were actually AI generated”, en Artnet, 24 de febrero de 2023.
Wong, Matteo (2025) “The Entire Internet Is Reverting to Beta. The AI takeover is changing everything about the web, and not necessarily for the better”, en The Atlantic, 18 de junio de 2025.
Francisco (2024) Inteligencia artificial y paz. Mensaje de su santidad Francisco para la celebración de la 57 Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 2024.
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