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La columna de Eugenio Vega: Las uvas de la ira en la propaganda del New Deal

“La ruta 66 es el camino de quienes huyen del polvo y de la tierra que mengua, del rugido de los tractores y de la merma de sus propiedades, de la lenta invasión del desierto hacia el norte, de los vientos tortuosos que aúllan desde Texas, de las inundaciones que no traen provecho y se llevan lo poco que queda, De todo eso huye la gente, y van llegando a la 66 por carreteras secundarias, por caminos de carros y senderos rurales llenos de baches (Steinbeck, 1939, 108).

I

De cuantos relatos se escribieron sobre la Gran Depresión, quizá el más recordado sea Las uvas de la ira, la novela publicada por John Steinbeck en 1939. Al año siguiente, Darryl P. Zanuck, dueño de la 20th Century Fox, produjo una película a partir de el libro y encargó a John Ford que la dirigiera. 

La novela de Steinbeck no fue la única crónica que se público sobre las miserias de las zonas rurales en Estados Unidos. Durante el primer mandato de Roosevelt, el Gobierno federal quiso mostrar la dramática realidad del país para sensibilizar a los ciudadanos de la necesidad de impulsar las reformas del New Deal. La Farm Security Administrationm, creada para paliar la situación de las zonas rurales más empobrecidas, se hizo célebre por documentar fotográficamente el impacto de la crisis. 

Roy Stryker, su responsable, contrató a fotógrafos de la talla de Dorothea Lange (la más prolífica), Walker Evans (el más díscolo), Arthur Rothstein  o Ben Shahn para llevar a cabo esa tarea. El interés por aliviar las condiciones de los blancos más pobres (y hacer buenas migas con el Gobierno), animó a muchos medios conservadores a publicar reportajes sobre las miserias de la gente del campo. 

En 1936, la revista Fortune, encargó al escritor James Agee que viajara a Hale County (Alabama) para hacer un reportaje sobre la miserable vida de los recolectores de algodón y sus familias. Agee pidió que le acompañase un fotógrafo y la revista eligió a Walker Evans. Cuando terminaron el encargo y Agee entregó su texto (con unas veinte fotos de Evans), los editores decidieron no publicarlo por su estilo literario tan ajeno a lo que solía publicar Fortune. Para colmo de males, la revista perdió el original.

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La cocina de la casa de los Burroughs. Fotografía de Walker Evans, 1936. US Library of Congress.

Pero Agee decidió convertir aquello en un libro de más de 400 páginas donde se ocupaba muchas más cosas que las vividas con las familias de Hale County. Quiso hacer una obra literaria que trascendiera la función documental y para ello trató asuntos que nada tenían que ver con su estancia en Alabama. Su elaborada redacción dio forma a una obra tan sorprendente como áspera, más cerca en sus pretensiones del Ulyses de Joyce que de una crónica periodística.

Let Us Now Praise Famous Men (Elogiemos ahora a hombres famosos), publicado en 1941, fue un rotundo fracaso. En poco tiempo despareció de las estanterías porque nadie lo compraba. No podía considerarse una obra de ficción sino, más bien, una suerte de ensayo que integraba toda suerte de variantes literarias. Comenzaba con una veintena de fotografías de Walker Evans, que serían más del doble en ediciones posteriores, sin pies de foto ni relación con los capítulos. Agee recibiría el premio Pulitzer en 1958, tres años después de su fallecimiento cuando Let Us Now Praise Famous Men empezó a ser valorada como correspondía. Su autor nunca llegaría a saber que se traduciría a varios idiomas y que, ochenta años después de publicarse, sería un referente de la literatura norteamericana.

II

En todo caso la miseria de las zonas rurales era un tema recurrente en las publicaciones de la época. La primera referencia a ese asunto fue el ensayo From the Ground Up, con fotografías de Dorothea Lange y texto de su marido, Paul Taylor, que apareció en la revista Survey Graphic en septiembre de 1936. La Farm Security Administration utilizaba estos reportajes con el objetivo de difundir y defender las propuestas del New Deal para resolver los problemas de las zonas agrarias. Taylor describió diversos proyectos, señalando la experimentación social que tenía lugar en esos entornos controlados por la Administración. Las fotografías de Lange complementaron el texto de Taylor al visualizar los aspectos positivos de la reforma (Finnegan, 2000, 333).

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Doble página del artículo “From the Ground Up”, publicado en el Survey Graphic en septiembre de 1936. Llama poderosamente la atención que se señale la autoría de John Taylor, pero no aparezca con la misma relevancia el nombre de Dorothea Lange, responsable de las fotografías.

La idea de John Steinbeck de escribir sobre la Gran Depresión fue algo posterior a las experiencias antes comentadas. En 1936, había publicado media docena de artículos en el San Francisco News con el título The Harvest Gypsies sobre la vida de los migrantes en California, pero creía que no reflejaban la realidad de la crisis. 

Según parece, visitó los archivos de la Farm Security Administration con el propósito de conocer la inmensa documentación gráfica que Roy Stryker había conseguido reunir en tan solo tres años. Las fotografías habían sido utilizadas en iniciativas de propaganda de la Administración Roosevelt y eran relativamente conocidas. En 1938, Steinbeck se presentó en las oficinas de la FSA y contó que quería escribir un libro sobre las familias que se habían visto obligadas a dejar sus hogares por la destrucción de las tierras cultivable. Stryker, que vio una oportunidad para difundir las actividades de la institución que dirigía, pasó varios días mostrándole el archivo (Hurley, 1972, 140). Una vez superada esta primera fase, Steinbeck pudo viajar en compañía de un funcionario a las zonas afectadas, haciéndose pasar ambos por trabajadores migrantes. A partir de su conocimiento de la documentación gráfica y de las experiencias vividas con las familias desplazadas, Steinbeck escribió Las uvas de la ira, cuya primera edición, publicada en marzo de 1939, fue un gran éxito de crítica y público. 

III

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Cartel promocional de The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira). Autor desconocido. Imagen de dominio público.

Un año después, se rodó la versión cinematográfica dirigida por John Ford. La influencia del archivo fotográfico de Stryker, que se percibe a lo largo del libro, es aún más evidente en la película donde algunas escenas (como la llegada de la familia Joad a un mísero campamento de migrantes) parece una réplica de las fotos de Dorothea Lange. Para la Farm Security Administration Las uvas de la ira representaba el punto culminante de la propaganda en materia de ayudas a las zonas rurales. 

Aunque la película tenía un planteamiento menos pesimista que la novela, fue bien recibida por la prensa nada más estrenarse. Solo hubo una voz discrepante en aquel momento, la de James Agee, por entonces crítico de cine y guionista de películas tan conocidas como La Reina de África o La noche del cazador. En un artículo publicado en The Nation, Agee explicaba su postura: 

“Las tradiciones de la dramaturgia de Hollywood, por no hablar de las teatrales, son incapaces, ni siquiera en el mejor de los casos, de convencer […] cuando se pretende retratar a personas reales, como en Las uvas de la ira, donde los actores parecen fuera de lugar” (Agee, 1943, 31). 

En su opinión, esa manera de actuar, a la larga, se atrofia y se destruye a sí misma. En su opinión, las actuaciones de la película, con su rigidez y grandilocuencia, “estrangulan desde el primer momento toda esperanza de representar una realidad verdaderamente vívida”(Agee, 1943, 31).

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Fotograma de Las uvas de la ira. La familia Joad atraviesa en su destartalada camioneta la frontera entre Arizona y California. Trailer promocional. Imagen de dominio público.

Con los años, esta visión de Agee sobre Las uvas de la ira fue ganando seguidores. En los años sesenta, la critica de cine Pauline Kael dijo que la película le parecía “vergonzosamente sentimental” y que la realidad que quería representar era poco creíble. En el ambiente de los años sesenta comenzó a considerarse que la película no representaban lo que Steinbeck había querido expresar en su novela (Kael, 1965). Hay en ella, momentos de clara intención propagandista como la llegada de la familia Joad a un campamento de migrantes gestionado por el departamento de Agricultura, El responsable de aquellas instalaciones, un personaje que Steinbeck había tomado de las fotografías de Dorothea Lange, se parece más de lo esperado a Franklin Delano Roosevelt.

Referencias

Agee, James (1967) On Film. Reviews and Comments by James Agee. Nueva York, Grosset & Dunlap.

Agge, James y  Walker Evans (1960) Let Us Now Praise Famous Men. Boston, Houghton Mifflin.

Agge, James y  Walker Evans (2013) Cotton Tenants. Three Families. Nueva York. Melville House.

Ebert, Roger (2002) Film Review, en Chicago Sun Times, 21 de marzo de 2002.

Finnegan, Cara A. (2000) “Social Engineering, Visual Politics, and the New Deal: FSA”, en Rhetoric & Public Affairs, Vol. 3, nº 3, otoño de 2000.

Gerstle, Gary (2023) Auge y caída del orden neoliberal. Barcelona, Península.

Hurley, Jack F. (1972) Portrait of a Decade. Roy Stryker and the Development of Documentary Photography in the Thirties. Baton Rouge. Louisina State University Press.

Kael, Pauline (1965) I Lost It at the Movies. Boston, Little Brown & Co.

Steinbeck, John (1939) The Grapes of Wrath. Nueva York, The Viking Press.

Whitford, David (2005) “The Most Famous Story We Never Told”, en Fortune, septiembre de 2005.

Whittaker, Elvi (1978) «The ethnography of James Agee: the moral and existential accountability of knowledge», en Canadian Review of Sociology, vol. 15, nº 4, 1978.

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