La columna de Chema Aznar

La columna de Chema Aznar: Blemios

Desde un futuro intuido imperfecto, y de un presente que va emprendiendo, apartándose de todo sentido del proyecto real, no imaginado totalmente por los ¿humanos? hacia la trasformación que entiendo como un presente ya distópico y en un contexto aceleracionista. Parafraseando a L. Ferry, el primer punto que anticipa la revolución transhumana, hoy en marcha, lanza dos preguntas, dirigidas a distintas clases de profesionales. 

¿Se trata de que lo humano sea más humano, mejor como humano? O ¿queremos deshumanizar en tránsito hacia lo poshumano? 

Haciendo una salvedad, 

El tránsito es imperceptible en espacio terapéutico. Además de lo aumentativo aplicado desde el objetivo de curar. Pero se va configurando un hibrido o hibridación hombre –máquina.

Desde estos guisos nos parece anticiparnos a una humanidad sin humanos. En este proceso van sustituyéndose paulatinamente e imperceptiblemente las artes, acciones o peor el libre albedrío, el verdadero valor de las cosas son excluyentes, lo que quedará de recuerdo en los objetos: será una pátina simbólica referente, teatralizada.

Digamos que nos acercamos a una sociedad que va prescindiendo de la inteligencia humana, siendo depositarios, los grandes acumuladores de datos. Metafóricamente hablando “El ser humano está perdiendo la cabeza”, su inteligencia sfumata está a buen recaudo”. F. Bifo Berardi dice “… Mientras que la tecnología subsume y da nueva forma a la concatenación entre cerebros dentro del espacio cerrado de la red digital , el cuerpo viviente del planeta habita el espacio físico que se extiende por fuera de ese bunker” Me vienen a la mente imágenes mitológicas medievales como los blemios (seres sin cabeza) representadas en el Liber chronicarum”.

La columna de Chema Aznar: Blemios
Representación de blemio según las Crónicas de Nuremberg (1493).

Pero el humano, por su particularidad sensorial, está sujeto “a la tierra irremediablemente”, es un todo sensible e inteligente, mientras que la “inteligencia falsificada” es reductora, no tiene conciencia, no participa sensorialmente de la realidad, sólo la representa. Por ahora sólo puede emular perfectamente la superficialidad de nuestras acciones y en un contexto determinado…

Ferry -citando Riftkin- refiriéndose a su optimismo “una innovación constante erigida según contextos, ya no es extraño para nosotros”

Desde esta extrañeza de todo lo dicho, debiéramos preguntarnos ¿la profesión del diseño es consciente de este problema?

Creo que el evitar el problema sería como obviar la curiosidad, actitud característica del diseñador. El descubrimiento de esta crisis, tan importante para la profesión del diseño debiera promover toda acción proyectiva aportando la máxima creatividad, “clásico en el diseño” el “Leit motiv genérico” de todo emprendimiento, desde esta alteración percibida en los procesos. Desde nuestro “sismógrafo particular”, estar atentos a las nuevas posibilidades emergentes. 

Pero hoy la intención del diseñador desde una objetividad gestáltica, tendencial, convertirá el caos en signos inteligibles, reconocibles: esconde -quizá engaña- la crudeza de las líneas o la excesiva sublimidad de cualquier sistema, diríamos que “reduce la realidad a un sentido estructural- lingüístico” amigable, cotidiano y “a la mano… siendo la interfaz entre la tecnología y la explotación económica de los productos…”

El proyecto físico se ha ido incorporando en la eficiencia de lo conectivo inmiscuyéndose en la triada enmarcada en el internet de las cosas, en la eficiencia de lo maquinal controlado. Dentro de esta ecología ¿qué rol se le confiere al diseño? ¿Será el de enmascarar de buenísimo, desde un ejercicio formalistico que amagaría ciertos fines?

Las formas del compartir se basan en las IDC (internet de las cosas) con la participación coordinada de la triada del internet: “la comunicación, la energía, la logística”. La experiencia en el compartir de los procesos en el proyecto hace que a través de las redes -la mayoría de veces desde un precariado cognitivo voluntarista- es compartir se limite, se haga artefacto en la maquina conectiva y no desde la experiencia, como dice Bifo, Berardi.

Nuestro interés en el proyecto de producción de las cosas, sistemas, servicios se alinearían en otra triada: las nuevas formas de educación dictadas por el MOOC (Massive Online Open Courses). La pregunta sería ¿cómo se insertaría el proyectar característico del diseño, el proyecto del diseño o la enseñanza del Diseño en un sistema hiper- evolucionado, activo de las MOOC o a la estructura inteligente integrada al nuevo organismo económico, sistema operativo universal hacia la IDC implementado por la AI? Estamos en una época en la que cada vez más el libre albedrio en los procesos de creación estará sujeto a condicionamientos observados desde el interés en que se ajuste al engranaje de la gran estructura inteligente autónoma de la gran plataforma capitalista. (Le Stack de Bratton, Benjamín). 

Seguimos parafraseando a Bifo, Berardi: 

La automatización hoy invade incluso la esfera de la cognición (la memoria, el aprendizaje y la decisión)…En este punto, el poder adopta la forma del biopoder, ya que se encarna en el tejido neurológico de la propia vida social.

Se va consolidando lo aparentemente gratuito vendiendo productos y servicios, el trabajo (en nuestro caso el diseño) desde precios, honorarios mínimos o salarios “coyunturales” enmarcados en promesas o expectativas, como el popular fenómeno de la fotocopiadora con respecto a los cartuchos de tinta… reproduciéndose el fenómeno de la uberización global. La finalidad de los GAFA (coworking de alto nivel integrado por empresas como Google, Amazon, Facebook, Apple) es “ganar” desde lo casi gratuito. El servicio o el trabajo precario se instalan en lo que llamo la expectativa enmarcada en una falsa esperanza. 

Afortunadamente, parte de la profesión del diseño va emergiendo una actitud crítica ante este contexto que le ha tocado vivir: la profesión se está abriendo a “nuevos enfoques” distanciándose de las dinámicas imperantes, aunque sin renunciar de sus genéricas prácticas y teorías, conservando su idiosincrasia, no especialista en los sectores tradicionales, aun habiendo inercias fuertemente consolidas del pasado… Especulan, reflexionan, son críticos a los enfoques ya anacrónicos aún planteados en las Escuelas.

Creo que en esta situación emergente en la que vivimos, cada vez más los diseñadores están considerando y practicando diferentes direcciones del diseño, alejándose del lado oscuro de la tecnología ideológica, hoy dominante.

El diseño de va apartando de su utilización consumista y va reconsiderando desde su imaginación, especulando futuros. Se va ocupando de las relaciones sociales, económicas y políticas actuales y de nuestra relación con el entorno natural. 

Busca alejarse del papel del diseño en la presentación de soluciones ready-made (listas para el mercado) e intenta devolver el diseño a sus fundamentos, discursividad (análisis, reflexión, reflexión sobre las posibilidades, anticipación, etc.)

Lanzaría finalmente una petición, a los que se dedicamos al diseño, al proyecto: “no perdamos la cabeza” y nos convirtamos en “blemios”: seamos conscientes que el diseño no es solo destreza, la habilidad, el arte del diseñar un objeto de forma apropiada, bella “sino que debiéramos ser conscientes de la proyección de las cosas en el vasto marco de la evolución histórica y cultural”.

Ferry, Luc “La revolución transhumanista” Alianza Editorial Madrid 2017

Bifo” Berardi, Franco “Futurabilidad”: pág. 15 ed. Caja Negra.

Bratton, benjamín. Le Stack, Lugar de edición: Grenoble 2019 Publicación en Open Edition Books : 2020.

Melancolia Occidental “¿Cómo pensar en diferentes futuros en el «mundo real»?: (enlace) Editorial Anton Koberge Ciudad Núremberg 1493

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