¿Está todo inventado?

Son muchos los que afirman que tratan de vendernos cosas que no necesitamos. Sin embargo, creo que somos los consumidores los que compramos esas cosas supuestamente innecesarias. Es responsabilidad de cada uno ser consecuente con esas compras porque, innecesario o no, si algo está en el mercado es porque hay gente que lo compra.

Diseño digital

En pleno período 2.0. en el que pocas cosas se desarrollan ya sin que un ordenador esté de por medio, se llega a abusar demasiado de su uso. En el caso del diseño está claro que en el ordenador todo queda bien, todo es posible y se puede dar vida virtual a las formas más inverosímiles. Así se peca de que a veces hay formas, pero no ideas.

20 kg.

Cuando tenemos que hacer un viaje y nos disponemos a hacer la maleta, la elección de los enseres necesarios para nuestro periplo nunca es fácil, porque 20 kg. tampoco dan para tanto. Eso si facturas, si solo llevas equipaje de mano los "porsiacasos" ya quedan totalmente descartados al momento. Lo curioso es que es muy habitual olvidarse el cepillo de dientes o el cargador del móvil, pero jamás las cosas más innecesarias que terminan por no salir nunca de la maleta.

Gastronomía 2.0

Además de los objetos, hay muchas otras cosas que ya se tratan también como marcas, entre ellas, la comida. La restauración es ya un producto más, tanto es así, que muchas veces se oye hablar sobre el "marketing gastronómico" o sobre la "cocina de autor".

Objetos fetiche

El fetichismo, según la Wikipedia, es una "forma de creencia o práctica religiosa en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales". Resulta curioso ver como algo que suena tan esotérico se lleve a la práctica diariamente por muchísimas personas, desde quien se gasta un pastón en un bolso de Prada, hasta quien guarda en su garaje una Harley Davidson.

Glocal

En el mundo del diseño, en muchos casos, lo local se confunde con lo global y lo global con lo local. El acceso a diferentes culturas es más fácil tanto para diseñadores como para empresas y con ello se intenta enriquecer los nuevos conceptos. Así, la incorporación del lenguaje local muchas veces trata de ser un valor añadido que diferencia el objeto dentro del vasto mercado.

Echando el lazo

Es muy habitual crear lazos emocionales con los objetos. Algún recuerdo de la infancia, un regalo de unos amigos, o un traje que nos pusimos un día especial. Lo que es más difícil es encontrar un producto que él por sí solo, además de su funcionalidad, nos ofrezca una narrativa que consiga que lo incluyamos en nuestra propia identidad. Así el usuario ya no es un espectador, sino un cómplice.

Diseño para toda la vida

Cuando alguien se gasta mucho dinero en comprar una cámara de fotos, en un coche, o en un frigorífico es muy típico escucharle decir “me tiene que durar toda la vida”. Se ve mucho más acentuado cuando se trata de una vivienda, porque un piso sí que es algo que se suele comprar para toda la vida (y más teniendo en cuenta de que muchas veces las hipotecas son infinitas).

El contexto, esa es la cuestión

En el ámbito del diseño, cuando hablamos de "ideas", a veces no está muy claro a qué nos referimos. Hubo un tiempo en que la idea era mucho más importante que la forma o, más bien, la sustituía. En algunos casos, parece que el diseño se asienta en la forma y en ninguna idea. Sin esencia, o sin fundamento, muchas veces nos dejamos engañar simplemente por lo visual. Se ven cosas, no ideas.

Aprendiendo a diseñar

En mi opinión, la mayoría de las escuelas de diseño sirven para más bien poco. Y lo digo con conocimiento de causa porque conozco de primera mano muchas de ellas. Creo que fallan por varias cosas; en primer lugar, en el programa, las asignaturas a penas están relacionadas entre ellas y al final, el alumno se limita a tratar de pasar exámenes. A penas dejan espacio para la experimentación personal, se suele decir que "cuando trabajes no vas a poder experimentar".