La columna de Eugenio Vega en Experimenta

La columna de Eugenio Vega: American Gothic First

“Las muchedumbres de las grandes ciudades contribuyen al sostenimiento del gobierno tan malamente como las llagas favorecen la fortaleza del cuerpo humano. Son las costumbres y el espíritu del pueblo los que preservan el vigor de una república. Su degeneración es una úlcera que corroe la esencia de las leyes y la Constitución” (Thomas Jefferson, 1785).

I

El New Deal fue posible gracias a una peculiar coalición de culturas tan diversas como el tradicionalismo rural, el Harlem Movement de la minoría afroamericana, el cine de John Ford o los intelectuales marxistas que terminaron por aceptar el liderazgo de Roosevelt. Todos ellos coincidieron en la necesidad de combatir las causas que provocaron la crisis y rechazar la cultura de las élites que representaba Wall Street. En ese ambiente apareció el movimiento regionalista.

El regionalismo fue una corriente artística interesada en construir una identidad ajena a la cultura de las vanguardias. Grant Wood, su más destacado representante, denunciaba la influencia europea como una suerte de colonización cultural. En su opinión, el dominio, especialmente del arte francés, era fruto de los intereses de las galerías neoyorquinas que favorecían a los promotores y artistas del otro lado del Atlántico (Wood, 1935).

La columna de Eugenio Vega: American Gothic First
Grant Wood. American Gothic (1930), óleo sobre madera aglomerada. 65 x 78 cm. Art Institute of Chicago.

En 1930, Grant Wood pintó American Gothic, una de las pinturas más reconocibles del arte estadounidense. Utilizando como motivo de fondo una pequeña vivienda neogótica y su pretencioso ventanal, ideó una composición con dos figuras, su hermana Nan y su dentista, Byron McKeeby (Turner, 2022). La pareja simulaba a un padre y su hija, en un estilo inspirado en los primitivos flamencos, cuya minuciosidad le había llevado a abandonar su primera devoción por el impresionismo. American Gothic podía verse como una representación irónica de la América profunda, pero también como una exaltación del modo de vida de los campesinos blancos. La obra recibió un tercer premio en un certamen del Art Institute of Chicago que se quedó con ella por tan solo 300 dólares (Milosch, 2005, 300). 

En todo caso, American Gothic se convirtió en el mayor exponente de un movimiento artístico que agrupaba a Thomas Hart Benton, John Stuart Curry y muchos otros, recelosos del impacto de las vanguardias europeas y de la cultura urbana de Nueva York y otras grandes ciudades.

Esa influencia había llegado a Estados Unidos en 1913 con el Armory Show, una exposición de arte moderno organizada en una armería de la Guardia Nacional en Nueva York, que tuvo un impacto innegable en el arte estadounidense. De las más de mil obras allí expuestas, un tercio de ellas correspondía a artistas europeos tan dispares como Goya o Kandinsky. Pero, sin duda, la pintura que mayor polémica despertó fue el Desnudo bajando una escalera (1912) de Marcel Duchamp, motivo de todo tipo de criticas. Varios artículos en la prensa pidieron que se investigaran los fundamentos morales del cubismo con el fin de evitar legalmente su difusión (Ottumwa tri-weekly Courier, 1913). 

El regionalismo fue, por tanto, una reacción sincera y decidida frente a la influencia de las vanguardias, esa sofisticada forma de colonización cultural, extraña a la vida norteamericana.

II

En 1935, Grant Wood publicó una suerte de manifiesto con un título esclarecedor: Revolt against the City (Rebelión contra la ciudad). Había en su declaración una llamativa desconfianza hacia las ciudades y la cultura cosmopolita que impulsaban. Para Wood, “esta influencia europea se ha sentido con mayor fuerza en la Costa Este y en las grandes ciudades portuarias de esos estados” (Wood, 1935, 129).

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Fall Plowing, paisaje de Grant Wood pintado en 1931. Deere & Company Collection. Como señalaba Peter Schjeldahl, los paisajes de Wood recordaban a los fondos de las películas de animación de la Warner Bross (Schjeldahl, 2018). Chuck Jones, autor de muchas de esos cortometrajes, se inspiró en el regionalismo norteamericano para dar forma a un lenguaje moderno que no espantara a los espectadores.

Ciento cincuenta años antes que Grant Wood, Thomas Jefferson (tercer presidente de la Unión) expuso un similar recelo hacia la vida urbana. En su opinión, las ciudades promovían una concentración antinatural de personas y con ello provocaban una llamativa escasez del suelo. En consecuencia, la codicia del comercio y la búsqueda de ganancias ahogaban el deseo de libertad y las ganas de cultivar la tierra (Jefferson, 1785).

Durante la Gran Depresión, el énfasis en la America rural (tan castigada por las sequías y la sobreexplotación de la tierra cultivable) era una forma de protesta frente a las élites de Wall Street que habían llevado al país a la miseria. Grant Wood lo expresaba citando a Jefferson:

“La rebelión contra la ciudad es una realidad innegable. Quizás pocos coincidan con la descripción que Thomas Jefferson hizo de las ciudades como úlceras en el cuerpo político, pero, al menos por el momento, ha desaparecido gran parte de su atractivo” (Grant Wood, 1935, 136.

El realismo social, convertida en la tendencia dominante de la Gran Depresión, se encargó de dar forma a la identidad cultural de un país desorientado. La crisis del capitalismo y la presidencia de Roosevelt facilitaron el surgimiento del regionalismo como un arte genuinamente estadounidense (Prendeville, 2001, 82). Para Wood, “cuando las distintas regiones desarrollan características propias entran en competencia unas con otras y, de esa disputa, nace una cultura estadounidense más rica” (Wood, 1935, 135). La Gran Depresión alentó un debate sobre la identidad nacional que Edward Hopper resumió afirmando que “el arte de un país es más grande cuando mejor refleja el carácter de su gente” (Hopper, 1959).

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El 1942, el fotógrafo afroamericano Gordon Parks hizo una réplica de American Gothic retratando a la limpiadora Ella Watson junto a la bandera de Estados Unidos. Farm Security Administration. US LIbrary of Congress.

III

El regionalismo se hizo muy popular. La Associated American Artists fue una galería de arte creada en 1934 en Nueva York, inseparable de la sociedad de consumo de la Gran Depresión. Su fundador, Reeves Lewenthal, consciente del reducido mercado de las obras de arte de elevado precio, optó por los compradores de clase media, mucho más numerosos. Comenzó vendiendo grabados baratos, el producto más asequible y popular. En 1934 se reunió con varios artistas, entre ellos Thomas Hart Benton, miembro del movimiento regionalista, y le ofreció un contrato para producir litografías que se venderían a cinco dólares cada una. Lewenthal explicó los motivos que le llevaron a elegir a esos artistas:

“Los regionalistas eran conocidos porque sus nombres aparecían en las revistas de arte, pero no eran lo suficientemente populares y no ganaban dinero. Cuando visité por primera vez el apartamento de Thomas Hart Benton en Nueva York vivía en la miseria más absoluta. (Doss, 1991, 154).

Lewenthal les pagaba una cantidad fija, unos 200 dólares por edición y nada más. Pero su iniciativa fue una tabla de salvación para muchos de ellos, aunque al unirse a su propuesta tuvieran que abandonar la galería con la que trabajaran. A finales de 1934, Lewenthal había firmado contratos con cerca de cincuenta grandes almacenes para vender “originales firmados por los grandes artistas estadounidenses” (Doss, 1991, 149). En enero del año siguiente la Associated American Artists publicó su primer catálogo de venta por correo. Al mismo tiempo, Lewenthal pagó anuncios en revistas como Time y Reader’s Digest para promover el coleccionismo de grabados como una forma de ascenso social. En 1944, contaba con más de cien artistas y vendía 62.000 litografías.

Lewenthal comercializó un estilo figurativo de fácil comprensión y vinculado a las raíces de la vida rural, dominantes en la mayor parte de sus colecciones. Las obras de Benton, Curry y Wood dieron forma gráfica a una América idealizada que encajaba con el entorno político del New Deal y coincidía con los fundamentos de su propaganda. 

IV

A partir de 1939, con el inicio de la guerra en Europa, la oposición a Roosevelt se organizó para evitar que Estados Unidos participase en un conflicto que, según ellos, nada tenía que ver con los intereses del país. El industrial Henry Ford, conocido por su antisemitismo, se unió al comité America First y contribuyó a definir la posición política del grupo. Charles Lindberg, el famoso aviador que en 1924 había cruzado el Atlántico, se convirtió en la figura más destacada del movimiento (Olson, 2013, 6). El aislacionismo cultural que impregnaba la vida norteamericana llevó a los más radicales a posiciones políticas extremas y a formar, incluso, milicias dispuestas a enfrentarse con las fuerzas del orden.

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Hermann Göring muestra a Charles Lindberg su colección de espadas durante una recepción en la que el aviador norteamericano fue condecorado por el comandante en jefe de la Luftwaffe en 1936. US Library of Congress.

America First contó con ayuda económica del Tercer Reich. Charles Lindbergh, muy admirado en Alemania, había tenido contactos con dirigentes del régimen nazi en la segunda de mitad de los años treinta. En un mitin señaló a los industriales, al presidente Roosevelt y a los judíos como los grandes enemigos que empujaban a Estados Unidos a la guerra. Antes del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941, America First contaba con 800.000 miembros. Tras la declaración de guerra, la organización se disolvió por razones obvias, pero algunos de sus miembros fueron perseguidos como sospechosos de colaboración con el enemigo.

A pesar de sus sórdidas resonancias, Donald Trump utilizó la expresión America First durante su primer mandato como eje vertebrador de su política. La cultura aislacionista en Estados Unidos tiene, por tanto, profundos vínculos con la idealización de la vida rural y con el rechazo a “las élites que controlan la economía y la política”. 

En esta segunda etapa de Trump en la Casa Blanca, esa tendencia ha asumido una perspectiva más sombría, pero sigue fundada en una ancestral desconfianza hacia el cosmopolitismo. Lo que sus partidarios denominan “las élites de Washington” son quienes impiden el renacimiento de los Estados Unidos y la recuperación de su (incuestionable) grandeza. No hace falta leer a Jefferson para saber que tales vicios no harán otra cosa que debilitar a la nación elegida por la Providencia para dirigir el mundo.

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Donald Trump durante una rueda de prensa en la ciudad de Charlotte con motivo de la presentación del America First Healthcare Plan, jueves 24 de septiembre de 2020. Fotografía de Shealah Craighead. The White House.

Referencias

Doss, Erika (1991) “Catering to Consumerism: Associated American Artists and the Marketing of Modern Art, 1934-1958”, en Winterthur Portfolio, vol. 26, nº 2/3, verano, otoño, 1991.

Immerwahr, Daniel (2023) “Beyond the Myth of Rural America”, en The New Yorker, 16 de octubre de 2023.

Jefferson, Thomas (1785) Notes on the State of Virginia. París, Philippe Denis Pierres.

Milosch, Jane C. ed. (2005) Grant Wood’s Studio. Birthplace of American Gothic. Múnich, Prestel.

Moore, John (1959) Entrevista con Edward Hopper. Whitney Museum, 17 de junio de 1959. Archives of American Art, Smithsonian Institution.

Olson, Lynne (2013) Those Angry Days: Roosevelt, Lindbergh, and America’s Fight Over World War II, 1939-1941

Ottumwa tri-weekly Courier (1913) “Cubist Art Will be Investigated; Illinois legislative Investigators to Probe the Moral Tone of the Much Touted Art”, en Ottumwa Tri-Weekly Courier, 3 de abril de 1913. 

Prendeville, Brendan (2001) El realismo en la pintura del siglo XX. Barcelona, Destino.

Sager, Peter (1981) Nuevas formas de realismo. Madrid, Alianza Editorial.

Schjeldahl, Peter (2018) “Beyond American Gothic”, en The New Yorker, 5 de marzo de 2018.

Turner, Jay (2022) “The Grant Wood American Arts Medaillon”, en PGS Collectors Club, 24 de junio de 2022.

Wood, Grant (1935) Revolt against the City. Iowa, Clio Press.

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