La columna de Chema Aznar

La columna de Chema Aznar: Commons

California, segura de su mega-maquina, “no ha perdido  el norte”, sino que ya se han  dirigido a los cuatro puntos cardinales de este planeta. Como herederos de los colonos del s. XIX , cruzando  el Rio Rojo con sus caravanas, se dirigieron hacia la costa Oeste.

La película Cimarrón1 de 1931 y la posterior de 1960, escenificaban en ambas, estupendamente, la magistral  escena de la carrera desbocada y alocada de carros, carromatos, jinetes,  individuos de toda ralea, así como familias de granjeros con sus enseres, animales,  hacia el anhelando pedazo de tierra en el paraíso californiano. 

Hoy el Silicon Valey ha colonizado la Tierra, como lo hicieron sus antepasados en el s. XIX, y actúan con el mismo talante colonizador en cuanto a territorializar mediante  commons (vallados de los asentamientos de los colonos). Hoy, los nuevos commons,  parcelan una nueva colonización virtual en las redes, asentando una nueva cartografía, descrita desde “intereses derivados” financieros, buscando el máximo beneficio.

La columna de Chema Aznar: Commons
Cimarrón película, Estados Unidos 1931, Dirección de Wesley Ruggles RKO Pictures

Estos nuevos asentamientos (commons) buscan colonizar la subjetividad de los “consumidores”, sus decisiones, su intimidad, su libertad, con las cosas entre los humanos y no humanos, desde una determinación amable, simpática, cuqui, y sobre todo, de datos para ser filtrarlos por los motores de indexación, en busca de su acumulación de datos y capital. ¿Será ésta su última meta?, me temo que no.

Mientras el  diseño adquiere el rol de mediador, crea interfaces entre el ser humano y la tecnología, buscando eficiencia en el consumo pero olvidando los principios que rigieron una vez en su corta historia: los objetivos de carácter social y de servicio a la comunidad.

Desde esta exposición pesimista -aunque creo que desgraciadamente real- debiéramos apelar a la Historia de estos últimos setenta años en Europa y EEUU, especialmente, en el llamado fenómeno de Silicon Valey, para hacer un rastreo e indagar desde la pluralidad de posibilidades que nos ofrece. Además de los diferentes conceptos o vías, acciones, pensamientos no suficientemente estudiados que se han ido descartando, intentar elaborar nuevas propuestas para el Diseño, más acordes a la actualidad, hacia la construcción de un contexto social-económico alternativo, según apunta Toni Navarro: 

“La planetariedad podría entenderse como un cambio de percepción del globo como sistema  tecnocrático-financiero al planeta como espacio compartido que nos fuerza a responsabilidades colectivas para con el otro”.2 

Esta atención investigativa elegiría  tres objetivos:

a) La búsqueda de una  evolución positiva de la tecnología en la historia, la cultura del  contexto referente al diseño y la tecnología, investigando la invención, la creatividad en cada momento, asignándole un valor personal hacia su colectividad. Parafraseando a Ivan Ilich: aumentar el poder y el saber de cada uno sin coartar la importancia convivencial del interés en una colectividad conectiva, comunitaria y el medio ambiente.  I. Ilich  en el año 1978, decía lo siguiente: 

“Si queremos, pues, hablar sobre el mundo futuro, diseñar los contornos teóricos de una sociedad por venir que no sea hiperindustrial, debemos reconocer la existencia de escalas y de límites naturales”.3

b) Reconsiderar aspectos olvidados, revalidarlos para las nuevas circunstancias del presente. Podría establecerse una dialéctica silenciosa, insumisa, “hacker”  buscar escondrijos de resistencia en espacios autónomos, pero peligrosamente “vigilados amablemente por el sistema”, cuando no fagocitados, emponzoñando toda emergencia. 

c) El hacer una exploración de la situación cultural, más bien contextual, sin mitos del diseño, más relevante en la última mitad del siglo XX. En los dos lados del atlántico nos podría dar las claves  para observar, que es lo que quedó y que nos podría interesar para proponer cambios y trasformaciones en la actual coyuntura de la cultura del diseño.

Creo que hacer el esfuerzo para resituarnos en el recuerdo, no desde la experiencia de un viaje virtual en el tiempo o desde la nostalgia, pudieran ensamblar las entretelas descosidas hoy en la cultura del diseño.

Dos vertientes para entender el diseño en Estados Unidos y Europa fueron influyentes, y al mismo tiempo diferentes:

– EEUU se situaría en el emprendimiento.  El desarrollo de una producción prístina de la  electrónica, en constante desarrollo durante estos últimos setenta años. El diseño no acabaría de encajar desde su capacidad proyectiva, totalizante, coordinadora, sino que su práctica sería más bien una respuesta inmediata, existencial a una situación concreta. 

En Europa empezó una inquietud e interés creciente por el tema del diseño, animado  desde los medíos de comunicación impresa. A mediados de los ochenta  la prensa elevaba esta inquietud al máximo nivel, se hacen eco de las actividades culturales alrededor del diseño, realizadas preferentemente en Alemania e Italia.

La tesis americana iría hacia la instrumentalidad del diseño empirista, pragmático. 

– Europa tendería a planteamientos más sujetos a una modernidad ampliada y de renovación, hacia una posición filosófica, dominada por el concepto emanado desde  el proyecto, esto es, el diseño.

Para explicar lo dicho, debiéramos introducirnos en distintos acontecimientos y pensamientos que, aunque no siendo determinantes, pero sí importantes, puedan describir actitudes en estos dos continentes en donde se podría ensamblar y reconsiderar posibilidades que podrían  ser proyectadas en la actualidad e inicialmente hacia el futuro. Una tarea que aún nos queda por abordar.

Bibliografía

1-Cimarrón película , Estados Unidos 1931 , Dirección de Wesley Ruggles RKO Pictures 

1-Cimarrón,  película Estados Unidos  1960 .Dirección   Anthony Mann, Metro-Goldwyn-Mayer

2-Navarro Toni “Necesitamos cuestionar el rol de lo humano “BLOG, PRÓLOGOS 28-10-2021 Benjamin Bratton. (enlace)

3-Illich Iván «La  convivencialidad” Ocotepec, editorial Morelos, México, 1978.

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