La columna de Luis Montero

La columna de Luis Montero: Beneficiosn

Mathias von Mises es rentista desde hace cinco décadas, cuando diseñó el modelo de negocio que le ha llevado a vivir rodeado de comodidades. Y sin ningún esfuerzo, todo sea dicho.

El negocio se resume en una idea bastante sencilla, apostar sobre las vidas de los demás.

Si el otro tiene éxito en su vida, Mathias gana; si fracasa, Mathias pierde.

Cuando le acusan de especular con la vida de los demás, Mathias sonríe. En su interior, él sabe que sin él aquellos que triunfan nunca lo habrían hecho. Él es quien pone las condiciones necesarias para que aquellos que van a triunfar estén en disposición de hacerlo. Sin él jamás hubieran triunfado. Y, más tarde, cuando ya han triunfado, tienen que devolverle el favor.

Cuando le culpan de apostar sobre el infortunio de los otros, Mathias sonríe. Y dice para sus adentros que quienes fracasan no han perdido nada, porque están en el mismo sitio que al principio. Que quien pierde es él, que ha invertido tiempo y recursos en preparar a esas personas para afrontar la vida con garantías.

Él paga estudios, entrenadores personales, mentores,… ¡incluso psicólogos! y provee de ordenadores, conexiones a internet, suscripciones a publicaciones,… ¡aun viajes de estudios!, todo lo necesario y más. Y una vez que el candidato empieza su vida profesional puede decidir el modo de reembolso, en una cuota única, en plazos ascendentes a 10, 15 ó 20 años.

No siempre le fue tan bien como ahora. Y es que tardó unos años en comprender que la base del negocio no estribaba en el éxito o fracaso de cada candidato sino en contar con un número suficiente para que los éxitos de unos pocos siempre compensen las pérdidas generadas por la mayoría. En realidad, se dice para sus adentros, su negocio no es como una familia, que debe invertir en unos pocos ejemplares, siempre limitados por numerosa que sea, con la esperanza de que le haya tocado la lotería genética con uno de ellos; no, su negocio es como la industria editorial o la bursátil, dos industrias de funcionamiento semejante, donde no es tan importante elegir un buen título sino saber calcular el número de títulos suficientes para que las ganancias compensen siempre las pérdidas.

Es en ese cálculo donde la tecnología juega un papel fundamental. Desde que una IA realiza el cálculo de n, la relación entre la cantidad total de candidatos y entre los candidatos exitosos. N es siempre secreto; aunque de conocerse daría igual, cambia tan rápido como cambia el mercado laboral. Pero von Mises cree que un poco de mística es bueno tanto para empleados como para candidatos.

Desde hace unos meses no para de barruntar, cree que su modelo es fácilmente replicable. Que es cierto que sus algoritmos son una barrera de entrada, pero en ningún caso es una barrera infranqueable. Por eso se pregunta si no debería empezar a ofrecer nuevos servicios, más avanzados. Más ambiciosos. En concreto, Von Mises piensa en ofrecer servicios de diseño genético. Que la decisión de ser candidato no caiga sobre el sujeto sino sobre sus padres o tutores legales, quienes le permitan modificar el código genético de los candidatos no-natos con objeto de potenciar sus capacidades intelectuales y así mejorar n.

Y tú, ¿crees que von Mises especula con las vidas ajenas? ¿Qué te parece? ¿Por qué? Estaremos encantados de leerte desde #DiseneticaExperimenta y @Disenetica en Twitter.

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