La columna de Joan Costa en Experimenta

La columna de Eugenio Vega: Broadway, 1858

What hurrying human tides, or day or night!
What passions, winnings, losses, ardors, swimthy waters!
What whirls of evil, bliss and sorrow stem, thee!
What curious questioning glances glints of love!
(Walt Whitman, Broadway, 1888)

I

Aunque William England (1816-1896) se inició en la práctica fotográfica haciendo daguerrotipos, fue relativamente conocido por producir fotografías estereoscópicas desde que en 1854 entró a trabajar para la London Stereoscopic Company. Pronto se convirtió en uno de los principales innovadores en una técnica, la estereografía, que en aquellos tiempos era un verdadero negocio (Butson, 2023). La compañía produjo vistas estereoscópicas de Europa y América “que causaron furor durante la época victoriana” y se convirtió en una de las primeras en vender los derechos de sus imágenes para su reproducción comercial a nivel mundial. William England viajó por Irlanda, Estados Unidos, Canadá, Francia y Suiza, acompañado cuartos oscuros tirados por caballos para revelar las placas (Butson, 2023).

Para sus tomas estereoscópicas utilizaba una cámara que medía unos veinte centímetros de largo por doce de ancho y cinco de profundidad, con una sola lente, y que no pesaba más de medio kilo. Para hacer la segunda toma era necesario desplazar el dispositivo unos centímetros y volver a fotografiar el modelo. Como es lógico, con un sistema así solo era posible obtener una estereografía si el objeto (persona, animal o cosa) no se movían durante la toma. Pero England, educado en el arte del daguerrotipo (con sus largos tiempos de exposición) debió adaptarse a estas limitaciones con relativa facilidad. Con el tiempo, estas cámaras fueron sustituidas por otras binoculares que efectuaban dos registros al mismo tiempo, con lo que podían fotografiar objetos menos estáticos (Butson, 2023).

II

Quiso la fortuna (que solo Dios concede a los perseverantes) que William England se hallara en Nueva York el miércoles 1 de septiembre de 1858, fecha inolvidable en que la ciudad celebró el Atlantic Telegraph Jubilee. Aquel día se festejaba la entrada en funcionamiento del cable telegráfico transatlántico que unía Irlanda con Terranova y permitía la conexión de las redes telegráficas terrestres de ambos continentes. Gracias a la presencia de England, se conserva una de las escasas fotos en que los ciudadanos de Nueva York asisten (entusiasmados) al desfile organizado por las autoridades para recordar tan gran acontecimiento.

La columna de Eugenio Vega: Broadway, 1858
Mapa de finales del siglo XIX en el que aparece (en línea más gruesa la trayectoria del Atlantic Telegraph entre Irlanda y Terranova. Howe’s Adventures & Achievements of Americans.

Unos 15 días antes, se había producido el milagro. El 17 de agosto, el cable submarino tendido en el fondo del Atlántico consiguió transmitir un mensaje enviado por la reina Victoria al presidente de los Estados Unidos, James Buchanan. El texto, que constaba de unas noventa palabras, tardó dieciséis horas en llegar y aunque lo hizo con algunos errores, no impidió celebrar la magnitud de tan gran novedad. Para la reina Victoria, el Atlantic Telegraph impulsaría “una relación más estrecha entre las naciones cuya amistad se basa en su interés común y la estima recíproca”. El presidente norteamericano tuvo a bien contestar que “el telégrafo, bajo la bendición de los cielos, llegará ser un vínculo de perpetua paz y amistad entre las naciones hermanas, y un instrumento destinado por la Providencia para difundir la religión, la civilización, la libertad y la ley en todo el mundo” (Spencer, 1866, 542).

En muchas otras ciudades de la Costa Este se programaron diversos actos para el primer día de septiembre de 1858. Broadway, la avenida que recorre de norte a sur la ciudad de Nueva York, estaría más iluminada que de costumbre y sería adornada con pancartas alusivas a la celebración, banderas de la Unión y figuras alegóricas representando la fraternal amistad entre la Gran Bretaña y los Estados Unidos. Las oficinas de la compañía de máquinas de coser Singer fueron iluminada de arriba abajo durante toda la jornada (Burns, 2020), y otro tanto sucedería con hoteles, teatros, comercios al por menor y edificios públicos. En el Astor House, un hotel de lujo, todas las ventanas de sus tres fachadas estarían brillantemente iluminadas y en la parte superior del edificio se instalaría una gran pancarta con las palabras “Atlantic Telegraph”.

No solo Nueva York salió a la calle. Brooklyn, que hasta 1898, fue una ciudad independiente, se congratuló igualmente de un hecho que demostraba la capacidad de los seres humanos para vencer cualquier obstáculo con ingenio y perseverancia: “La recepción en este continente del entrañable saludo de la Reina Victoria al presidente de los Estados Unidos ha demostrado el éxito absoluto del gran experimento que ha permitido establecer comunicaciones telegráficas eléctricas entre el viejo y el nuevo mundo”. La corporación municipal de Brooklyn aprobó por unanimidad que se “se iluminase el  edificio del Ayuntamiento, repicasen las campanas de la ciudad y de las iglesias y se disparasen dos salvas de cien cañones en cada sección de la ciudad, a un coste que no superase los 250 dólares” (Burns, 2020).

La columna de Eugenio Vega: Broadway, 1858
El desfile cívico militar con motivo del Atlantic Telegraph Jubilee atraviesa Broadway. William England, 1 de septiembre de 1858.

El miércoles 1 de septiembre, en Nueva York, desde lo alto de un edificio de la calle Broadway, William England tomó varias imágenes del desfile. Figuras con sombreros de copa observan desde terrazas y azoteas lo que sucede en la calle, otros más atrevidos aparecen sentados en el tejado del edificio Merklee & Thatcher con igual propósito. Una gran bandera de Estados Unidos oculta los anuncios de la Smith & Lounsbery Carpeting. Todo fue alegría hasta que llegada la noche un incendio, provocado por “el descuido criminal de quienes deberían haber estado alerta”, destruyó el edificio del ayuntamiento levantado en 1811. “Una parte de la cúpula cayó con un estruendo terrible, haciendo huir a los que estaban delante del edificio. Gracias a ello, se redujo la altura de las llamas y los bomberos pudieron dominarlas finalmente” (Burns, 2020).

III

Como tantas veces sucede, el invento no duró demasiado. Poco después de que tuviera lugar la primera transmisión, los periódicos informaron de las dificultades que hacían perder intensidad a la señal a lo largo del cable desplegado en el fondo del océano. Los errores en la utilización de las cargas eléctricas para potenciar los mensajes en Morse y el mal aislamiento del material lo hicieron completamente inservible en un par de meses. Estos problemas. que eran ya evidentes en agosto, se fueron agudizando con el paso del tiempo y la línea quedo completamente inservible en el mes de octubre de ese mismo año, tras haber enviado unos setecientos telegramas. Entre la opinión pública se extendió la creencia de que todo aquello no había sido más que un pretexto para embaucar a posibles inversores en un negocio que se sabía ruinoso desde el principio. Lo cierto es que pasarían casi diez años hasta que, el barco más grande construido hasta entonces, el Great Eastern diseñado por Isambard Kingdom Brunel, tendiera un nuevo cable con capacidad para trasmitir la señal de forma eficiente e hiciera realidad el anhelo de “difundir la religión, la civilización, la libertad y la ley en todo el mundo”.

IV

Los cientos de fotografías que tomó William England durante su estancia en América contribuyeron a crear en Europa una imagen idílica de Estados Unidos. La idea de un país montañoso, esencialmente rural, pero salpicado de pequeñas ciudades entre las que destacaba (por su esplendor) Nueva York, perviviría durante décadas en la mente de los europeos más curiosos. El sueño americano de William England fue, en definitiva, el primer registro fotográfico a gran escala de aquel país y representó la esperanza de encontrar en Estados Unidos un mundo mejor (Jeffrey, 1999, 7).

La columna de Eugenio Vega: Broadway, 1858
Una tranquila tarde remando en Sleepy Hollow (Tarrytown, Nueva York). William England, 1859.

Referencias

Burns, Bill (2020) “The Telegraph Jubilee”, en History of the Atlantic Cable & Undersea Communications.

Butson, Matthew (2023) “William England (1816-1896)”, en The Classic, 19 de marzo de 2023.

Jarnich, Mathew (2022) “William England and his 1859 Tour of the Catskills”, en Mathew Jarnich Photography.

Jeffrey, Ian (1999) An American Journey: The Photography of William England. Londres, Prestel.

Spencer, Jesse Ames (1866) History of the United States: From the Earliest Period to the Administration of President Johnson, volumen III. Nueva York, Johnson, Fry & Co.

Whitman, Walt (1888) “Broadway”, en New York Herald, 10 de abril de 1888.

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