La columna de Joan Costa en Experimenta. Hoy: Info-grafía

La columna de Joan Costa: Dualidades

“Todo puede ser lo que es y lo contrario de lo que es”, escribió Pitigrilli. Lo cual aunque parezca una contradicción, es una verdad objetiva.

Ahora mismo tenemos una excelente exposición en el Museu del Disseny de Barcelona dedicada a los aportes del diseño a la lucha contra el Covid-19. Son 55 piezas seleccionadas, como respiradores con limpiaparabrisas, robots para desinfección, batas protectoras, etc., etc. Todo bajo el lema El diseño salva vidas.

No quiero ser aguafiestas, pero es un hecho evidente que lo contrario también es cierto. Podríamos armar una exposición paralela bajo el lema El diseño mata, con una selección de armas, minas explosivas, material de guerra, bombas, tanques, etc., y no mentiríamos.

Si el objetivo del diseño es la eficacia, entonces es tan eficaz una silla de ruedas para inválidos como una silla eléctrica. El problema es la técnica, un fantástico invento humano. Pero desde que apareció el primer automóvil la gente muere de accidentes de coche. Y desde que existe el lenguaje, existe la mentira. Toda técnica es, pues, ambivalente. Sirve para lo bueno y para lo malo, siendo en sí misma neutra. ¿Entonces?

Ya sé que estas reflexiones no sirven para nada, porque no solucionan los problemas de la gente. Pero pueden ayudarnos a pensar. Si el diseño es neutro, el hecho de que sea tan eficaz para salvar vidas como para destruirlas, no depende de él sino de lo que los hombres hacen con ese poder.

El asunto, como se ve, nos lleva directo a la causa, que no es otra sino la naturaleza humana. Si hurgamos en ella nos encontraremos con su origen animal (superado lentamente a partir de hace 6 millones de años, cuando empezó la humanización). En el animal conviven el instinto de supervivencia y el instinto de destrucción, pues para comer necesitaba matar. Era predador y presa al mismo tiempo.

En la actualidad no tenemos necesidad de matar al prójimo para comer: ¡Un 10 para la civilización! Sin embargo, seguimos matándonos entre nosotros y destruyendo el planeta: ¡Un 10 para la barbarie!

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