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Museo y producto

Marcar las diferencias entre arte y diseño siempre ha sido un tema controvertido. Ha dado para largos debates a lo largo de la historia y para unas cuantas publicaciones literarias. Parece que a día de hoy, es un tema que está más que zanjado y definido, pero en muchos casos se ve una confusión bastante generalizada. La prueba está, sin ir más lejos, en que el mayor reconocimiento para un diseñador es que una pieza suya llegue al MOMA (Museum of Modern Art, New York) para que luego a muchos nos extrañe que a los diseñadores se nos trate muchas veces de “artistas”.

El diseño industrial es también cultura. Innumerables objetos tan cambiado el curso de la historia muchas veces y ellos en sí mismos describen una manera de vivir en una época determinada, convirtiéndose en elementos muy representativos de un período o de un lugar. Ciertos objetos “clave”que han marcado una época llegan a museos como el Museo de Artes Aplicadas de Viena, donde queda expuesta por tipos y géneros una extensa cultura objetual y no por ello dichos objetos son tratados como arte.

Que el arte y el diseño toman cosas el uno del otro está claro. No hay más que echar mano de cualquier ready-made, como los del propoio Marcel Duchamp, para ver objetos dexcontextualizados que tratan de expresar un concepto artístico; o valores estéticos del mundo del arte aplicados a productos industriales. Sin embargo creo que es responsabilidad de los diseñadores inculcar una cultura de diseño dejando claro el carácter funcional que diferencia a los productos nacidos del diseño industrial y, aunque los dos géneros, arte y diseño, cuenten historias con sus distintos lenguajes, los dos nacen para cubrir diferentes necesidades. El diseño da respuestas; el arte formula preguntas.

Por ello, aun sabiendo que el arte es una visión personal del autor, es cierto que muchos productos salen en series limitadas y ese carácter de exclusividad puede llegar a hacer que sean tratados también como piezas únicas, aunque sigan siendo productos industriales diseñados para un (pequeño) grupo de personas y no como una pieza hecha por alguien desinteresadamente y para ningún público en concreto.

Los diseñadores no somos artistas. Entonces… ¿porque seguir confundiendo a la gente y no promulgar adecuadamente la cultura del diseño industrial?


Marcel Duchamp, "Rueda de bicicleta". MOMA, New York

3 opiniones en “Museo y producto”

  1. Estoy de acuerdo con Marta Falcón en observar las diferencias entre arte y diseño, son bordes muy porosos, pero es saludable diferenciarlos, pues igual en mi país, los chicos hacen cosas únicas para que se las pongan en una muestra y todo quedó ahí, pasada la algarabía de los vinos y la inauguración, del buscapiés que anima el momento, pero los diseñadores de verdad necesitan pensar en algo más que exhibir para sacar provecho real a su proyecto llevándolo hasta las últimas consecuencias de la producción. Incluso, potenciar el proyecto buscando recursos y moviendo la esfera del mercado para que suceda algo, para que quede algo y puede vivir de eso. Los intangibles son importantes, ¡pero no dan de comer!
    ¿Felices Fiestas!

  2. Pienso que dicha confusión nace del no conocimiento de las bases del diseño de objetos, es decir, se piensa por parte de la sociedad que el diseño queda reducido a la estética del producto y que dicha estética es generada simplemente por un buen gusto formado de manera personal……ahí está el error!
    No se entiende un buen diseño del objeto sin una simbiosis entre el campo funcional y el lenguaje que deberá expresar dicho objeto.

    Pienso que la reflexión de que la estética no puede ser una simple pulpa del objeto lo comenzaron a expresar las vanguardias de principios del siglo XX y que a día de hoy aún sigue siendo indispensable esa crítica pública para poder entender lo que es diseñar de forma óptima.

  3. Como siempre, Marta, tienes una clarividencia absoluta ante las disyuntivas actuales. Habitualmente nos etiquetan de artistas o por el contrario de ingenieros… Simplemente revindicamos la figura de «diseñador industrial», tan habitual, tan normal, tan cotidiana… pero tan importante y necesaria.
    Gracias y enhorabuena.
    Aitor.

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