La columna de Luis Montero

La columna de Luis Montero: Políticas de diseño genético.

«En realidad y contra lo afirmado por la prensa, por determinado sector de la prensa, por ser más preciso, el gobierno sólo ha establecido una norma que regule la modificación genética de embriones humanos. Lo que sucede es que esa norma única tiene dos aplicaciones, una extensión de la otra.

«¿Cuál es esa norma? La potenciación de una determinada capacidad humana no puede ir en detrimento de las demás. Como ustedes saben, los recursos con los que cuenta un organismo para mantenerse con vida son limitados. Determinada cantidad de alimento genera una determinada cantidad de energía que tiene que alimentar a todas las partes de ese organismo y más allá de ese umbral la vida es imposible. La norma establece que la modificación genética embrionaria no puede destinar toda la energía que requiere el desarrollo y ejercicio de una determinada capacidad en detrimento del funcionamiento del resto del organismo. Por ejemplo, un embrión diseñado para germinar un matemático excelso no puede realizarse si la capacidad de procesamiento que requiere ese diseño exige una aportación energética tal que no es posible satisfacerla sino a costa del desarrollo y ejercicio de otras capacidades, como el habla o la atención.

«Y esa la norma tiene dos aplicaciones, como ya he dicho.

«La primera se concreta en el individuo, como en el ejemplo que acabamos de ver. Se trata, en definitiva, de impedir la generación de humanos monofuncionales. El mundo es dispar y los sujetos han de poder copar con esa disparidad.

«La segunda aplicación trata de asegurar la pluralidad genética de la sociedad y su continuidad. No todo el mundo puede ser inteligente ni tener el mismo nivel de inteligencia ni todo el mundo puede ser plusmarquista mundial de velocidad ni correr a la misma velocidad. Ninguno queremos vivir en una sociedad uniformada. Una sociedad de idénticos está condenada a fenecer en un mundo variable.

«Para evitar ambos perjuicios, el individual y el social, el estado se reserva el derecho de distribución de las capacidades. Y, por supuesto, esa distribución de las facultades se realizará de la forma más justa que existe, el sorteo, eliminando así todos los factores que profundizan las condiciones propicias para la discriminación y la explotación tales como la herencia económica, de estatus, genética, etc.

«Como ven, ambas aplicaciones responden a la misma norma, el equilibrio tanto de los individuos que componen esa sociedad como de la misma sociedad. Por eso desde el gobierno no entendemos cómo se puede estar a favor de la primera y contra la segunda. Es una incongruencia magnífica a nuestro parecer.»

Y tú, ¿estás de acuerdo con la norma? ¿Y con sus aplicaciones? ¿Y con la distribución? Estaremos encantados de leerte en #DiseneticaExperimenta y @Disenetica en Twitter.

 

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