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El efecto dominó

Cuando vas en el metro, si te fijas, es raro el que no esté usando su iPhone o en su defecto su Blackberry, ya sea para mandar mensajes, consultar el correo, escuchar música o simplemente para jugar.

Si todos tus amigos usan la misma compañía telefónica, tú, primero estás "obligado" a comprarte un móvil en el (raro) caso de que no lo tengas, te hubieses o no planteado el tener uno; segundo, estás casi "obligado" a contratar la misma compañía telefónica que ellos para aprovechar ofertas; y por último, pobre de ti como además contraten una de las típicas ofertas de 5000 mensajes gratis, porque aunque no quieras al principio, al final también vas a estar "obligado" a contratarla para contestarles. Para entonces ya es solo cuestión de tiempo que uno a uno vayáis adquiriendo el famoso iPhone y se os vea en el metro con él.

Y es que una cosa estás clara: o estás dentro, o estás fuera. Muchas veces la presión del círculo social sobre nosotros es mayor de lo que nos gustaría reconocer a la hora de elegir unos productos u otros. Aunque cada individuo se sienta diferente de todos los demás (y en principio, así es), en realidad está fuertemente influenciado por el grupo. Emocionalmente desea sentirse arropado por él, y eso se traduce en compartir gustos, inquietudes y también posesiones materiales. Si se crean este tipo de lazos, nos sentimos más "seguros" y aceptados; los objetos sólo son la simbología del grupo y por lo tanto, de las personas.

En todo club se reserva el derecho de admisión.

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