La columna de Joan Costa en Experimenta

La columna de Eugenio Vega: Nunca es demasiado pequeño (ni suficientemente caro)

¡Qué felices seremos los dos, y qué dulces los besos serán!
Pasaremos la noche en la luna, viviendo en mi casita de papel

Mercedes Belenguer Machancoses y Francisco Codoñer Pascual para Jorge Sepulveda (1945)

I

A principios de los años noventa, los procesos de desregulación económica iniciados en Estados Unidos y el Reino Unido alcanzaron a muchos países de la Unión Europea. La liberalización supuso una mayor competitividad, no solo entre las compañías privadas (pues muchas empresas públicas fueron entonces privatizadas), y el diseño se convirtió en un instrumento para diferenciar sus parecidas ofertas. 

Lo que se dio en llamar nueva economía, una forma de interacción social nacida de esa desregulación y del desarrollo de la tecnología digital hizo que la actividad profesional del diseño creciera de forma extraordinaria. Gracias a la digitalización, el coste de la transferencia de datos se redujo a cero por lo que muchos métodos tradicionales de trabajo en el diseño dejaron paso a otros de naturaleza digital más productivos (Castells, 2000). En consecuencia, cambiaron las condiciones laborales de tal manera que la presencia de freelancers y becarios aumentó considerablemente, las horas de trabajo aumentaron y se redujeron los salarios. 

El diseño asumió entonces un papel destacado, no solo en suministrar bienes y servicios que pudieran satisfacer necesidades, sino en señalar aquello que tendría valor en el futuro (Julier, 2017, 7). En tal sentido se convirtió en un instrumento de la política económica de gran importancia en el creciente negocio inmobiliario. 

Por otra parte, en esos años, se produjo un crecimiento de la economía financiera que movió a los inversores a buscar en el sector inmobiliario la rentabilidad que no obtenían en otros sitios. El diseño contribuyó a la mejora de los inmuebles en la medida que era capaz de agregar valor a esos espacios haciéndolos más atractivos, más cómodos o más fáciles de mantener (Julier, 2017, 81). Esta certeza llevó a los propietarios a afrontar la decoración o la reforma de sus casas pensado, no solo en el uso que pudieran dar a su propiedad, sino en las posibilidades de venta en el futuro. El crecimiento de la industria del bricolaje y de cadenas como Bauhaus es un reflejo de esta situación (Vega, 2020).

II

La emisión de programas de televisión sobre la reforma de viviendas empezó en los años noventa, con el inicio del boom inmobiliario. Changing Rooms, que se estrenó en 1996 en la BBC, sería adaptado para su emisión en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia (Julier, 2017, 84). 

En España son conocidos los programas de este tipo que emiten algunas cadenas como DKiss o Divinity en ese submundo lleno de misterios (y sorpresas) que es la TDT. El espacio La casa de mis sueños (Mediaset España) de Drew y Jonathan Scott ha convertido a estos dos espabilados hermanos en rostros conocidos de los espectadores españoles. Drew, experto en temas inmobiliarios, y Jonathan, constructor y diseñador, forman la pareja ideal para dar forma a los sueños en materia de vivienda de toda suerte de parejas norteamericanas de clase media. La emisión de varios de sus realities, que giran en torno a este fascinante mundo, permite ingresar a los Scott (que, según parece, nada tienen que ver con los hermanos Dalton) más de siete millones de dólares al año gracias a la desinteresada participación de muchos particulares (Sanguino, 2019). 

Aunque es cierto que en los últimos años, los contenidos han rebajado su obsesión por revalorizar la vivienda, en todos ellos se ve el aumento del precio de los inmuebles como una bendición del crecimiento económico. En tales circunstancias, el diseño es el principal instrumento de esa estrategia de la que parecen participar con entusiasmo los propietarios y quizá por ello (y por otras virtudes parecidas) es un excelente compañero de viaje de los procesos de liberalización económica.

Una de las principales consecuencias que cabe extraer de estas emisiones televisivas es que la gente organiza, decora y reforma sus casas conforme a las tendencias imperantes en el mercado inmobiliario. Es decir, aunque los propietarios personalicen su hogar (y para ello incorporen a veces soluciones poco elegantes), nunca dejan de tener presentes los gustos de los posibles compradores: si algún día hay que vender la casa, es mejor que sea del agrado de la gente.

La columna de Eugenio Vega: Nunca es demasiado pequeño (ni suficientemente caro)
En la imagen, reparación de las maquetas del parque de Madurodam, cerca de la Haya en los Países Bajos. Fotografía de Jack de Nijs tomada el 17 de marzo de 1965. Nationaal Archief. Imagen de dominio público.

III

Afortunadamente, la televisión pública no ha querido dejar a sus (escasos) espectadores sin programas de este tipo y ha incorporado a la programación de La Dos diversos espacios sobre reformas de edificios. Pero si hace unos años, se centraban en la arquitectura pública, en los últimos tiempos el protagonismo lo tienen las viviendas. 

Uno de los más descarados es, sin duda, Nunca es demasiado pequeño (Never too Small), una serie de episodios de seis o siete minutos que, como su título indica, muestran cómo el diseño es capaz de hacer habitable un trastero y que parezca un “espacio disruptivo acorde con las tendencias contemporáneas del diseño más actual”. Televisión Española tiene la amabilidad de empaquetar varios de estos episodios en poco más de veinte minutos para poder comparar diversas soluciones en espacios siempre mínimos (Televisión Española, 2022). 

Esta semana, se ha emitido un episodio de 2019 sobre la reforma de un apartamento en el centro de Ámsterdam realizada por Piet Boon, un estudio de arquitectura de Oostzaan, en la afueras de esa ciudad. El breve documental se inicia mostrando la fachada de una vieja casa de unos 250 metros de superficie junto a uno de los canales de la ciudad. Dado el lugar donde se encuentra, sus propietarios (ya sean particulares o institucionales) no han podido resistir a esa multiplicación de los panes y los peces que es la especulación urbanística.

La arquitecta Renée Habib, por entonces en Studio Piet Boon, cuenta con tono mesurado que el bloque (es decir, la casa) consta ahora de unas diez viviendas, cada una de ellas de unos veinte metros cuadrados, salvo la que protagoniza esta pieza que ni siquiera llega a los dieciséis.  La (inestimable) narración que acompaña a las imágenes deja claro que, al contrario de las reformas de los hermanos Scott, los clientes no son norteamericanos de clase media:

“Queríamos ofrecer una sensación de lujo con todo lo necesario a gusto del cliente y al mismo tiempo que estuviera despejado y fuera acogedor. También jugamos con distintos materiales de lujo y acabados, e incorporamos elementos artísticos para crear puntos focales (sic) en todo el espacio. Optamos por un televisor Samsung con marco y también por una obra más artística (sic) de Casper Faassen para que pareciera una pared dedicada al arte” (Televisión Española, 2022). 

Todo está metido con calzador: una enorme cama en medio del reducido cubículo apenas deja sitio para que se muevan dos personas; en lo que denominan cocina, la pila y la placa vitrocerámica se reparten el metro escaso concedido a tales usos. Habib resume en pocas palabras lo esencial de tan extraordinaria reforma: “era clave que tuviera una paleta de colores cálidos y acogedores que encajaran con el espíritu holandés de la comodidad y la confortabilidad (sic) […] Para nosotros era muy importante respetar la historia de este edificio y, al mismo tiempo, incorporar modernidad al interior”.

IV

En fin, como dijo Ernst Friedrich Schumacher en el título de su conocido libro, Lo pequeño es hermoso. Parece que si además es caro, mejor todavía.

 

Referencias

Augé, Marc (1992) Non-lieux. Introduction á une anthropologie de la surmodenité. París, Edition de Seuil,

Julier, Guy (2017) Economies of Design. Londres, Sage.

Mediaset (2022) La casa de mis sueños, en https://www.mitele.es/programas-tv/la-casa-de-mis-suenos/

Sanguino, Juan (2019) “Hermanos Scott o cómo aprovechar la desgracia ajena y hacerse millonario” en El País, domingo 23 de junio de 2019.

Televisión Española (2022) “Nunca es demasiado pequeño”, episodio 9, en La Dos, emitido el 5 de julio de 2022. disponible en https://www.rtve.es/play/videos/nunca-es-demasiado-pequeno/menos-30-m2/6639078/

Vega, Eugenio (2020) “Los mejores productos a precios sin competencia. Encuentra tu Bauhaus más cercana”, en Experimenta, 16 de octubre de 2020.

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